RESISTENCIA Y CONSTRUCCIÓN DE AUTONOMÍA:

UNA EXPERIENCIA COMUNITARIA ZAPATISTA

 

RESISTANCE AND CONSTRUCTION OF AUTONOMY:

A ZAPATISTA COMMUNITY EXPERIENCE

Nicolás González Ruiz
Universidad Autónoma de Chiapas
Campus III
Recepción: 20 de marzo de 2013 Aprobación: 15 de agosto de 2013 Publicación: 01 de diciembre de 2013

RESUMEN:

En este artículo describo y explico las formas en que los zapatistas están construyendo procesos de resistencia y de autonomía en pequeños espacios que integran el complejo territorio autónomo zapatista. Con la intención de que se pueda comprender la complejidad del proceso que están desarrollando a niveles más amplios, identifico los problemas que pretenden superar e identifico también las relaciones que mantienen con «los otros» con quienes comparten territorio. La información la obtuve de forma directa dentro de la comunidad analizada utilizando una metodología participativa donde la observación fue fundamental. Formo parte de la comunidad y hablo la lengua nativa y estos aspectos fueron de suma importancia para construir los diversos niveles de discusión que desarrollo.

PALABRAS CLAVE:

resistencia, autonomía, zapatistas.

ABSTRACT:

This article describes and explains the ways in which the Zapatistas are constructing resistance and autonomy processes in small areas that form part of the complex autonomous Zapatista territory. In order to help understand the complexity of the process that the Zapatistas are developing at broader levels, the author identifies the problems that they aim to overcome as well as the relations that they have with «the others» with whom they share the territory. The author obtained information directly from within the analyzed community through a participatory methodology in which observation played a crucial role. The author is part of the community and speaks the native language. These aspects were of supreme importance for the construction of different levels of discussion that unfolded.

KEY WORDS:

resistance, autonomy, Zapatistas.

 

 

INTRODUCCIÓN: AUTONOMÍA Y RESISTENCIA, CONCEPTOS BÁSICOS EN LA LUCHA ZAPATISTA

 
Es común escuchar que la resistencia solo es una práctica defensiva para sostenerse en un mundo adverso; sin embargo, si esa resistencia fuera solo pasiva no podría permanecer tantos siglos, como ha sucedido con los indígenas latinoamericanos. 
 
Galeano en 1983 reflexiona y describe la rebelión indígena en Latinoamérica y el surgimiento de héroes indígenas. La esclavitud, venta y muerte de los indígenas en el trabajo de las minas, producción de azúcar, etc., eran hechos cotidianos. En respuesta surgieron rebeliones; así lo ilustra, en el caso de Perú, la rebelión de Tupac Amaru en 1781. Este personaje «abolió todos los impuestos y el «repartimiento» de mano de obra indígena en todas sus formas» (Galeano 1983: 68). Murió decapitado en castigo por arengar la rebelión.
 
Otra importante rebelión fue la haitiana en 1791, como manifestación de inconformidad por las condiciones sociales en que se hallaban; quemaron plantaciones de caña: «los barcos zarpaban cargando cada vez más franceses y cada vez menos azúcar» (1983: 102-103).
 
 En Brasil, Guyana, y otros lugares también hubo manifestaciones de indígenas rebeldes, por las mismas razones, tal como menciona Galeano: «nuestra historia estuvo siempre implícita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales…» (1983: 3). 
 
A pesar de todo, la resistencia indígena permanece después de 500 años, eso es sorprendente cuando se revisa la historia y las historias locales, como dice Díaz Polanco:
 
las identidades étnicas han resultado más resistentes de lo previsto. A pesar de los brutales esfuerzos planeados (genocidio y etnocidio) y de las sutiles fuerzas disolventes (etnofagia) que se han puesto en juego en América Latina durante cinco siglos con el objetivo de esfumar a los grupos étnicos del horizonte social, el hecho es que en el último tramo del siglo XXI los pueblos indígenas siguen siendo una porción importante de la población de numerosos países (1995: 26 y 27).
 
Los autores citados caracterizan la resistencia indígena como una lucha, una rebeldía y como una contestación y oposición a las prácticas ejercidas por los conquistadores y colonialistas.
 
Sin embargo, debemos reconocer que también hubo grupos de indígenas que se acomodaron en favor de la consolidación del sistema de vida que traían los «ilustres» hombres que venían de Europa, ya fuera por temor o por conveniencia con los conquistadores primero y con finqueros y las elites políticas nacionales después.
 

 

RENOVADOS PUNTOS DE VISTA ACERCA DE LA RESISTENCIA INDÍGENA

 
A raíz de la «Campaña de los 500 años de Resistencia indígena, Negra y Popular» a finales de la década de los ochenta del siglo pasado, hay un acercamiento de luchas y movimientos indígenas a nivel continental. La concientización y la reflexión acerca del significado de los 500 años de la invasión-opresión europea fue la parte central del proyecto. En Ecuador surge con gran fuerza este movimiento. Líderes sociales y organizaciones le dieron contenido y ritmo a lo que sería la resistencia en los años venideros. Construyeron una alternativa a la celebración oficial de la llega de los españoles. Según los múltiples discursos, los indígenas nada tenían que celebrar, puesto que para ellos la invasión tuvo y seguía teniendo un significado fatal (genocidios), seguían sufriendo los estragos, la brutalidad de la conquista no era cosa del pasado, tal como menciona Girardi:
 
El saqueo de nuestros recursos naturales, la destrucción de nuestro hábitat, el atropello a nuestras culturas, la imposición ideológica, el estrangulamiento de nuestras economías con el pago de la deuda externa inmoral e impagable; el genocidio de las comunidades indígenas, las violaciones a los derechos humanos, la militarización de nuestros campos, el racismo, etc., han sido perpetuados y reproducidos hasta nuestros días por quienes usufructúan de este orden social oprobioso e injusto (Girardi 1992: 46).
 
Por ello deciden organizarse para hacer de un festejo una lucha por el reconocimiento de su cultura. Las poblaciones indígenas de América Latina hicieron foros, encuentros, marchas y todo tipo de manifestaciones para demostrar que aquí seguían y siguen. De manera espontánea se fueron construyendo organizaciones y movimientos indígenas en diversas partes del continente.
 
El levantamiento zapatista surge en ese contexto, –aunque sin una relación directa, dado que no participaron en los encuentros indígenas–; sus discursos y demandas provenían de historias de lucha locales que coincidían con las generalizables demandas y los discursos del gran movimiento indígena continental desarrollado a principios de los noventa, «la autodeterminación de los pueblos indígenas» se convirtió en un grito de lucha continental. La palabra resistencia se hizo más común y empezó a hablarse de ella con más familiaridad no solo entre los intelectuales sino entre los propios actores. López y Rivas, aunque no define la palabra resistencia, concibe que los indígenas la ejercen como una oposición a la dominación y como «una lucha constante por el respeto a sus formas tradicionales de organización política, a sus manifestaciones culturales y religiosas» (2005: 48). En este sentido la palabra y su ejercicio pueden ser enmarcados como una postura de los indígenas hacia la defensa de su ser y hacer, y que ciertamente interpretarlo así nos está remitiendo hacia la autodeterminación y por consiguiente hacia la autonomía indígena.
 
Díaz Polanco afirma también que la resistencia indígena permanece porque estos no aceptaron su desaparición como sujetos con una identidad específica y con derechos históricos. Las estrategias integracionistas fueron un fracaso: «los pueblos indios no sólo han sobrevivido a los indigenismos, sino que plantean en la actualidad desafíos sociopolíticos a los Estados nacionales en diversos terrenos: económicos, socioculturales y políticos» (Díaz Polanco 1995: 28). Esa supervivencia a todo tipo de estrategias integracionistas afectó a los indígenas. Muchos de sus derechos fueron arrebatados, y aun así permanecen.
 
Bonfil coincide en que la resistencia indígena significó sublevaciones y rebeliones, pero también reelaboraciones culturales:
 
 en torno a las rebeliones se reelaboran muchos aspectos de las culturas indias. La memoria histórica se convierte en un recurso fundamental, que permite, por una parte, mantener vivo el recuerdo de los agravios y las desventuras y, por la otra, colocar la etapa de sometimiento como una situación transitoria, reversible, que será cancelada definitivamente con el triunfo de la sublevación. La vuelta al pasado se convierte en un proyecto de futuro. La conciencia de que existe una civilización recuperable permite articular firmemente la subversión (2005:
189).
 
Es decir, que la memoria histórica es un arma para pensar y construir el futuro. Bonfil entiende la resistencia en México por medio de la existencia de dos proyectos de nación: el del «México profundo y el de México imaginario». El segundo es el que tiene el poder y el primero no. Por tanto el segundo impone su proyecto. Sin embargo, la resistencia del México profundo se presenta en cuanto se le pretende imponer un proyecto que no tiene que ver con la civilización mesoamericana. El proyecto impuesto no toma en cuenta los modos de acción sociocultural del México profundo; de ahí la resistencia.
 

 

LA RESISTENCIA Y LUCHA POR LA AUTONOMÍA: DOS CONCEPTOS FUNDAMENTALES PARA LOS ZAPATISTAS

 
Este proyecto de futuro mencionado por Bonfil es ese que los zapatistas han defendido y construido, donde el concepto de resistencia no es visto como un proyecto solo defensivo.
 
En comunicado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que aparece en junio de 1994, en el contexto del rompimiento del diálogo entre este grupo y el gobierno federal, se dirigen a la sociedad civil considerando que es ahí, con ese México profundo, donde se puede construir una alternativa. Proponen reunirse para llevar a cabo la Convención Nacional Democrática en agosto de 1994, porque afirman que los diálogos no son ya opción, puesto que el gobierno no está dispuesto a escuchar y resolver. 
 
En el comunicado se resalta que la resistencia continuará y que una estrategia inmediata es:
 
no aceptar los apoyos y programas gubernamentales». En ese momento, resistir para los integrantes del movimiento zapatista, es no aceptar nada que provenga «del corazón podrido del mal gobierno, ni una moneda sola ni un medicamento, ni una piedra ni una grano de alimento ni una migaja de las limosnas que ofrece a cambio de nuestro digno caminar (EZLN junio de 1994). 
 
De ese modo, la dimensión de la resistencia para el zapatismo se fue haciendo más inmediata y directa. Las discusiones que surgieron en ese momento fueron muchas. La mayoría entendía que no aceptar esos proyectos era la forma de rechazar las estrategias de control y dominación. Intentaron negociar y no les cumplieron, así que no pueden recibir esos apoyos porque significaría volver a la sumisión; sin embargo, algunos veían como una oportunidad el que ahora al fin fueran vistos y apoyados, aunque esos apoyos resultaran mínimos. Eso propició algunas divisiones, pero en general el zapatismo rechazó los programas y proyectos del gobierno, de manera más drástica en 1996, cuando se incumplieron los acuerdos firmados con el gobierno.
 
Este rechazo a proyectos se hace más evidente y pareciera ser esa la forma viva de la resistencia, pero sólo es una expresión coyuntural. La verdadera resistencia es mucho más amplia y compleja. Es un proceso que va unido a un proyecto de futuro. Por eso no pueden darse el lujo de claudicar aceptando lo que les ofrecen. Muñoz abona a esta idea cuando afirma que «la resistencia empezó a generar la posibilidad de construir una alternativa (2003: 293).
 
Así pues, para el zapatismo, la resistencia consiste en crear y desarrollar formas de vida y de construcción social basados en la autonomía. Pero dentro del zapatismo hay también diversas interpretaciones de autonomía, algunas relacionadas con prácticas muy específicas, como las formas de construir proyectos de educación, de salud, la resistencia a recibir proyectos, la independencia de los gobiernos, entre otras; sin embargo, su definición más profunda, que podemos interpretar analizando sus prácticas de forma global y estudiando sus comunicados, no se reduce a autonomía respecto del Estado. Por ello no es suficiente, aunque si necesario, el reconocimiento de sus derechos, esos derechos por los que han luchado los líderes indígenas, muchos de los cuales estuvieron negociando en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) durante años. En esa etapa de lucha se perseguía la autonomía indígena como un derecho a que los pueblos originarios decidieran sobre su territorio y sus formas de gobierno, que se respetaran sus costumbres y sus tradiciones. En pocas palabras, se trataba de un reconocimiento de sus derechos por ser pobladores originarios de América Latina, lucha muy importante para el momento pero no suficiente para la idea de futuro que plantea el zapatismo.
 
 Lo que pretenden y lo que construyen con base en la resistencia es una estrategia clara, no solo de supervivencia sino de construir algo nuevo y desde dentro, una nueva forma de relacionarse entre sí y con los otros, haciendo de la resistencia una estrategia definida y creativa, que lleva a la construcción de formas de autonomía novedosas y democráticas.
 
A partir de que la resistencia se vuelve activa, el zapatismo construye su proyecto político que, como menciona Camacho (2011: 237-238), está basado en la lucha por la autonomía, pero se habla de una autonomía más amplia. Los zapatistas cuestionaron sus prácticas cuando se percataron de que también ellos repetían las prácticas políticas excluyentes propias de la política nacional, tales como el clientelismo, el liderazgo o la exclusión de grupos vulnerables como las mujeres. Elaboran una Ley de Mujeres en que se incluye el derecho de las mujeres a participar en asambleas, a ser autoridad, a que no se les vea más como personas de segunda. Reconocieron que había otras prácticas que las comunidades indígenas reproducían y que iban en contra de esos derechos fundamentales de sectores. Plantean que buscarán modificar esos aspectos y prácticas políticas, es decir, luchar por cambiar lo de arriba y lo de abajo al mismo tiempo.
 
Al parecer, como menciona Camacho (2011), los zapatistas ya tenían otra idea de autonomía. Y cuando empiezan a reconstruir su mundo, sus prácticas, sus formas de hacer política, esas ideas que van construyendo se acercan a una definición de autonomía de Castoriadis. Para Castoriadis la autonomía es: «que todos aprendan a gobernarse individualmente y colectivamente; y solo se puede desarrollar la capacidad de gobernarse participando uno en un pie de igualdad, de manera igual, en el gobierno de las cosas comunes, de los asuntos comunes» (2005: 138). 
 
En ese sentido, el EZLN tiene esa fortaleza que se manifiesta en su práctica de autogobernarse, donde sus miembros son sujetos activos en el ejercicio de gobierno.
 
Cuando analizamos lo que hacen los zapatistas vemos que están siguiendo estos principios. Justamente, sus preocupaciones no solo son mantener y acrecentar la resistencia sino sobre todo reflexionar continuamente para crear un mundo con respeto y dignidad, donde la valoración del otro se convierte en la forma de aplicar la autonomía y, por lo tanto, la democracia. Pero eso no es sencillo, hay múltiples problemas y dificultades, incluso retrocesos. En los siguientes apartados veremos lo complicada que resulta la construcción de prácticas políticas democráticas en un marco de conflicto.


 

LA COMUNIDAD DE UNENALTIC Y SU CONTEXTO SOCIAL Y POLÍTICO

 
La comunidad de Unenaltic se encuentra asentada en el municipio de San Andrés
Sakamch´en de los Pobres (San Andrés Larraínzar, nombre oficial), al norte de San Cristóbal de Las Casas. La población es totalmente indígena desde 1970.1 La lengua es el tsotsil. La comunidad cuenta aproximadamente con 700 habitantes (según datos de la comunidad, existe una división política donde aproximadamente 40% son priistas, 35% aliancistas y 25% zapatistas).
 
La superficie territorial de la comunidad es de 20 hectáreas, la mayor parte de estas, aproximadamente 70%, lo ocupa el asentamiento humano y el 30% restante es destinado al cultivo de maíz, frijol y café. Las tierras de cultivo se complementan con pequeñas propiedades que algunos pobladores tienen fuera de la comunidad, las cuales son herencias recibidas. 
 
La propiedad de la tierra es comunal, aunque se trabaja de forma individual. La poca tierra con que cuentan no permite que vivan exclusivamente de ella: producen maíz y frijol y café; algunos reciben subsidios como el PROCAMPO para producir la tierra, pero la mayoría tienen que complementar sus ingresos trabajando en parcelas fuera de la comunidad, como en San Cayetano.
 
El maíz y el frijol que producen se destinan principalmente para el autoconsumo, y el café que cosechan tiene como destino principal el mercado. La actividad laboral se divide por tiempos: hay un tiempo destinado a trabajar para sí, es decir, para producir su alimento básico (maíz y frijol); hay otro tiempo, quizás la mayor parte, destinado a trabajar para complementar su alimentación y para otros gastos familiares como la ropa y materiales escolares.


 

SERVICIOS E INFRAESTRUCTURA DE EDUCACIÓN

 
Dentro de la comunidad existen tres centros educativos de educación primaria, dos son oficiales dependientes de la Secretaria de Educación Pública. Los centros escolares se hallan divididos a causa de la división política que existe en la comunidad y para efectos prácticos. Un centro educativo es manejado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Ahí estudian los hijos de priistas. El otro lo maneja la Alianza (PRD-PTConvergencia), y ahí van hijos de estos. Finalmente, el tercer centro pertenece al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), En ese centro se imparte educación primaria bajo los contenidos del Proyecto Educativo Zapatista. Los promotores de educación que imparten clases en el centro autónomo zapatista son jóvenes originarios de la comunidad que fueron preparados en la escuela autónoma de Oventic (entrevistados 1 y 3).
 
De esta forma se garantiza la educación básica para todos. Hay algunos jóvenes que egresando de la primaria estudian la secundaria, ya que a cinco kilómetros de la comunidad hay una escuela secundaria oficial. Ahora que hay primaria zapatista los egresados de esta escuela pueden hacer la secundaria en Oventic. Aun así, son pocos los que lo logran porque la mayoría, al terminar la primaria son integrados en el campo laboral.
 

 

RELIGIÓN

 
Hay dos iglesias: la católica y la del séptimo día. La primera es la que más adeptos tiene. Esta concentración mayoritaria se puede explicar porque hubo gran divulgación de las ideas de la iglesia liberacionista mucho antes de 1994. La importante presencia de representantes de la iglesia encargados de divulgarlas fue fundamental para su consolidación. En gran medida ello explica que las diferencias políticas entre los grupos que la integran no haya impactado en la preferencia religiosa, salvo en la ocasión que se registró una primera ruptura entre las bases de apoyo del EZLN en 1995. Esa ruptura se debió a que de pronto llegaron muchos apoyos y programas ofrecidos por los gobiernos, argumentando que con ello se cumplía con las demandas zapatistas. Muchos creyeron que al fin serían tomados en cuenta, tomaron los apoyos y abandonaron el EZLN. Pero también abandonaron la iglesia católica.
 
Esta ruptura se da entonces por la desesperación y por los programas del gobierno que llegaron con gran fuerza a la comunidad. Nunca antes la gente del lugar había tenido tantos ofrecimientos de programas gubernamentales, como lo fue después del 1994. Como es lógico, algunos que estaban en el zapatismo como única opción ante el olvido decidieron ya no continuar en la lucha y aceptar los apoyos que les ofrecían. Una parte de este grupo, como aclaré en el párrafo anterior, decidió incluso cambiarse de religión y construyeron la iglesia del séptimo día en la comunidad.
 
Pero otro grupo decidió aceptar los programas del gobierno y renunciar a su pertenencia al EZLN pero continuaron practicando la religión católica (entrevistados 1, 2 y 3).
 
De ese modo, la comunidad que funcionaba como colectivo se fractura. Las personas podían entonces optar por: 1) mantenerse en el EZLN y en la iglesia católica sin aceptar apoyo del gobierno; 2) separarse del EZLN, mantenerse en la iglesia católica y aceptar apoyo del gobierno; y 3) separarse del EZLN, cambiarse de iglesia católica a la del séptimo día y aceptar apoyo del gobierno.
 

 

LA CONFORMACIÓN DE LA ORGANIZACIÓN DEL EZLN EN LA COMUNIDAD

 
Las formas en que el EZLN establece relaciones en las comunidades indígenas es muy variada. Concretamente, en la experiencia que aquí se presenta algunas de estas relaciones fueron de la siguiente forma:
 
Los grupos que llegaron primero a la comunidad para convencer a sus miembros de integrarse en la alternativa del EZLN, iniciaron sus trabajos junto con los catequistas existentes en ese tiempo, y debido a la situación deplorable en que se encontraban los indígenas en esos momentos no fue muy difícil convencerlos. Las organizaciones independientes habían sido prácticamente destruidas o absorbidas por el Estado en otras regiones, por lo cual las esperanzas puestas en ellas habían desaparecido. Por ello, cuando aparecen otros grupos que hablan de democracia, libertad y justicia, la gente de las comunidades siente que puede «recobrar la dignidad perdida hace algún tiempo». Así, con estos discursos, a principios de los ochenta muchos indígenas ya estaban convencidos de que había que organizarse para luchar de una forma más drástica.
 
Una segunda etapa inicia cuando Unenaltic ya tiene representantes en ese gran movimiento en formación. Ellos fueron clave para la difusión de las ideas zapatistas, en esta etapa, como afirma un entrevistado:
 
estos representantes recibieron intensos cursos políticos, los contenidos se basaban en explicar cómo es la forma de actuar de los gobiernos, explicar las formas de dictadura, la subordinación de los marginados; la falsificación de la historia de la humanidad, la democracia según los gobiernos priistas; la inexistencia de representación indígena en la política nacional; etcétera (entrevistado 8).
 
Con estos cursos los representantes se dieron cuenta de que las decisiones que toman los políticos dentro del gobierno no tienen nada que ver con las visiones y los sueños de los pueblos. Nada que ver con la liberación que se supone ofrecían; la concepción de desarrollo de los gobiernos significaba el sometimiento para los pueblos indígenas. Todo esto fue difundido después a todos los miembros de la comunidad, pero para eso resultó fundamental la participación de la iglesia, y eso constituye la siguiente etapa. 
 
Esta etapa fue entonces la de interaccionar e interrelacionar el conocimiento obtenido de los cursos políticos con el conocimiento que los catequistas poseen de la Biblia. Esto era importante porque la iglesia era el actor más influyente en la comunidad. Así pues, como menciona un simpatizante de EZLN entrevistado, entendieron que el evangelio jamás menciona que haya que agacharse frente a los poderosos, que al contrario: «el propio Jesucristo los combatió y enfrentó cuando las injusticias se multiplicaban cada día» (entrevistado 12); por lo tanto, no había razones para que no participaran en una lucha como la propuesta. La creencia se generalizó tanto y era tan aceptada por todos, que fue factible entremezclar la lucha con la religión.
 
 Hay que dejar claro que los catequistas eran indígenas locales, y que había una clara diferencia entre ellos y los representantes de la iglesia formal. Es común intentar hacer una relación directa entre iglesia católica y EZLN, en vez de comprender por qué en algunos casos –como el aquí señalado– se entremezclan. Según lo indicado por los entrevistados es un gran error afirmar que la iglesia creó al EZLN, lo que sucedió es que muchos de estos primeros zapatistas eran a la vez catequistas y usaron su conocimiento religioso junto con el político, por ello solo en algunos lugares muy concretos, como el caso aquí estudiado, en un momento (antes de 1994) toda la base social católica fue zapatista. El evangelio y la política zapatista eran una sola. Obviamente, como mencionan los entrevistados, ellos tenían que rendir cuentas de sus actividades religiosas a la iglesia, pero no tenían por qué informarles de sus actividades políticas. 
 
Cuando la totalidad de la comunidad era zapatista todos cumplían con responsabilidades dentro de la comunidad y del movimiento. En la comunidad había que cuidar a sus representantes y alimentar a quienes eran entrenados militarmente, es decir, las funciones podían era: ser representantes de la comunidad en el movimiento, ser reclutador –que eran quienes convencían a otros de ingresar–, ingresar en la milicia o alimentar y cuidar a estos personajes.
 
Al mismo tiempo eligieron a sus «responsables locales». Estos fueron los que se encargaron y se encargan todavía de tomar las múltiples voces en una asamblea. Posteriormente las coordinan para llegar a un solo acuerdo. También estos responsables eran los que llevaban y traían información de tipo político, de seguridad, o cualquier otro intercambio que se requiriera. Así cada comunidad se fue haciendo responsable de sí misma y de apoyar en caso de problemas a las comunidades vecinas de la región donde pertenecen. Por ello al salir a la luz pública fue tan perceptible la organización y solidaridad no sólo militar –eso en sí mismo se explica– sino sobre todo la civil, esa que sólo es perceptible en los espacios territoriales y en las acciones de la vivencia diaria.
 
En el momento del levantamiento armado de 1994, la comunidad se compromete a respaldar a las familias de quienes están luchando. Pregunté a un entrevistado por qué lo hacen y respondió que es «porque van luchando por la destrucción de un viejo orden para la construcción de uno diferente, en el que se busca construir un espacio donde la dignidad se cimbre desde lo profundo para que no vuelva a ser arrancado jamás por los gobernantes déspotas» (entrevistado 9). La palabra dignidad para esta comunidad como para todo el movimiento zapatista es una palabra que tiene una gran significación.
 

 

ORGANIZACIÓN POLÍTICA-ADMINISTRATIVA DE LA ORGANIZACIÓN ZAPATISTA EN LA COMUNIDAD

 
Desde el surgimiento de la organización, las decisiones políticas que se toman surgen de una asamblea en que lo más importante es la presencia de las bases sociales zapatistas. Los responsables locales son los que convocan, pero no pueden emitir su palabra antes de consultar y escuchar las voces de la comunidad. Si algún representante lo hiciera, significaría hacer política con el método de dirigentes y dirigidos, y esto es lo que se quiere desterrar de las prácticas políticas. Por eso se cuidan mucho de no caer en esas prácticas.
 

 

ELECCIÓN DE AUTORIDADES DENTRO DEL EZLN (CARGOS TEMPORALES)

 
La elección de las autoridades se hace a través de una asamblea. En la primera etapa se escuchan las voces de quienes fijan posición respecto a las características que debe tener quien ocupe esos cargos. También se puede ir mencionando a varias personas, aunque solo se requiera una o dos; la segunda etapa se da cuando la comunidad toma acuerdo sobre una sola persona. Para llegar a este punto los participantes en la asamblea van eligiendo un nombre y dan las razones por las que consideran debe ser elegida, una de las razones primeras cuando se nombra a un posible candidato es que no haya tenido cargo o que disponga de tiempo; si ya todas las personas han participado o todas están ocupadas, se tienen que buscar otros argumentos.
 
En la tercera etapa, los responsables locales (coordinadores de las voces y decisiones) se dirigen a las personas elegidas y sintetizan los argumentos que la asamblea ha mencionado. Ese método sirve para concientizar y animar sobre la importancia del trabajo y la colaboración para con la comunidad; la cuarta etapa es la negación y el regateo de las personas próximas a tomar el cargo. Se acostumbra que estas den sus razones de por qué deberían o no ostentar el cargo. Normalmente exponen su incapacidad, por falta de experiencia en el manejo de las funciones que tendrá que realizar. En la quinta etapa los responsables locales y los participantes en la asamblea impulsan y animan a las personas para que acepten, aduciendo que nadie es experto en algo, sino que la experiencia y el tiempo hacen que se adquiera experiencia, y que todos han pasado o pasarán por ese proceso; y en la sexta etapa la persona elegida acepta formalmente el cargo. Se acostumbra que quien acepta un cargo explícitamente pide a la asamblea que si no logra convertirse en un sujeto responsable y capaz para el cargo sea retirado por la comunidad.
 
En estas asambleas en que se toman decisiones, las discusiones pueden tardar horas e incluso días si no se llega a un acuerdo. Lo fundamental en este proceso es el uso de la palabra. Todos deben opinar, y la opinión de todos es valorada y considerada la principal forma de participación política, y esta a su vez es la principal responsabilidad de todos los miembros del EZLN. La palabra aquí tiene un valor poco entendido en otros espacios políticos. En estas comunidades los compromisos firmados en papel no tienen ningún valor, lo verdaderamente importante es el compromiso asumido por todos y en especial por el que asume el cargo. En la comunidad los representantes son respetados porque están haciendo un servicio a la colectividad; tendrán que dedicar tiempo al cargo y no recibirán dinero a cambio.
 
 

 

LAS RELACIONES CON EL MUNICIPIO AUTÓNOMO Y LA JUNTA DE BUEN GOBIERNO

 
En las cuestiones políticas la comunidad-municipio autónomo-Junta de Buen Gobierno (JBG) es una sola. La comunidad elige sus autoridades destinadas para la JBG y para el municipio autónomo. Por tanto, la comunidad está respaldada tanto por la JBG como por el municipio autónomo. Los problemas que puedan provocar grandes conflictos dentro de la organización son tratados con las autoridades del municipio autónomo y por la Junta. Algunos de estos problemas pueden ser por la amenaza de un grupo partidario hacia un representante zapatista o bien puede ser la acción de un grupo paramilitar (algo nuevo en la comunidad estudiada) en contra de la organización. 
 
La relación de la comunidad con el municipio autónomo y la JBG se da por varios canales. La Junta de Buen Gobierno a través de sus comités de zona ayuda a seguir fortaleciendo la conciencia política, informando sobre el rumbo que llevan los gobiernos municipales, estales, nacionales y la política internacional. Los representantes de la comunidad ante la Junta participan en reuniones en que se analizan estas cuestiones. Ahí reflexionan sobre todos los acontecimientos políticos, económicos y sociales. Después estos representantes llegan a la comunidad a platicar acerca de la experiencia que se está viviendo en el país. Explican el funcionamiento del gobierno y de las autoridades. También hablan de las luchas que se gestan en las diferentes partes geográficas del país. 
 
A partir de esa información la comunidad reflexiona y después ya es capaz de emitir su palabra. Muchas veces esa palabra es llevada de regreso a la JBG. Allá se vuelve a discutir, pero con las reflexiones de las diferentes comunidades de la zona. Son procesos constantes y largos, porque siempre hay temas de discusión y los debates son interminables. Pero esa práctica es precisamente lo que permite que todos los zapatistas estén informados de lo que sucede en el mundo, y por lo tanto también son capaces de tener una opinión, producto del debate.
 
El otro nexo entre la comunidad y la Junta es que en esta se prepara a los promotores de educación para impulsar la educación autónoma para los niños de las comunidades. La preparación es incesante. No se trata de un curso que termine en un solo día, sino que pueden tardar meses, y cuando ya terminan deben seguir actualizándose.
 
Por otro lado, hay representantes de la comunidad en el municipio autónomo. Estos cumplen un papel difícil porque tienen que estar llevando y trayendo información para poder tomar decisiones. Es un constante ir y venir. Hay muchos problemas que resolver. Algunos de ellos son: agrarios, desacuerdos entre partidarios de partidos políticos y bases de apoyo del EZLN, vehículos «piratas», maritales, etc. Las responsabilidades de los representantes de la comunidad en el municipio autónomo son decididas en las asambleas del municipio autónomo. En esas asambleas participan todos los representantes de las comunidades y se eligen responsables para cargos como: presidente del municipio autónomo (único que permanece constantemente en el cargo por el periodo elegido), secretarios, tesoreros, consejeros, jueces, «mayoles» (son quienes se encargan de ejecutar la orden de un juez), choferes, etc. Estos cargos son ocupados por varias personas en un mismo periodo, por lo que se turnan en lapsos de una o dos semanas. 
 
 La cantidad de representantes que elige cada comunidad para el municipio va de dos a tres en cada ciclo de trabajo.2 En cambio, la cantidad de representantes de una comunidad para la JBG varía, porque estos son elegidos por zonas, y las zonas estas compuestas por varias comunidades.
 

 

PROBLEMAS COMUNITARIOS Y FORMAS DE SOLUCIÓN

 
Como he insistido, en la comunidad estudiada existen al menos tres grupos políticos y dos religiosos. He descrito el funcionamiento de esos aspectos y de manera especial me centré en explicar el funcionamiento de la colectividad zapatista dentro de esa comunidad. En este apartado trato de explicar cómo se toman las decisiones y se resuelven los conflictos de la comunidad entera. Es importante mencionar que en Unenaltic los acuerdos deben tomarse de forma colectiva a pesar de la existencia de los diversos grupos políticos. El proceso es complejo pero posible.
 
Las asambleas generales también se convierten en un espacio de mucho diálogo aunque la mayoría ya no sea zapatista. En una asamblea de este tipo el planteamiento de los problemas lo hacen los respectivos representantes de los distintos credos políticos de la comunidad y, por lo tanto, participan los miembros de los tres grupos políticos. 
 
El método que sigue el EZLN para llegar a las asambleas comunitarias es que primero se reúnen entre ellos, hacen sus planteamientos y toman acuerdos y los llevan luego a la gran asamblea donde los otros grupos llevan los suyos, se vuelve una discusión acalorada, se prolonga días, meses incluso, y si no se resuelve se deja en suspenso hasta nuevo aviso. 
 
Un ejemplo actual de estos casos es el servicio de la energía eléctrica, que últimamente ha sido un problema puesto que los que pertenecen a partidos políticos piden una mejoría del servicio, pero para obtenerla tienen que pagar el consumo (después de 1994, un servicio gubernamental como la energía eléctrica no se paga). 
 
Aquí es donde empieza la discusión porque los miembros del EZLN que están en resistencia no pagan los servicios que otorga el gobierno y aceptar esta propuesta significa acabar con una parte de su estrategia y sentido de lucha. Este tipo de problemas es de difícil solución porque las opciones afectan a todo un proyecto político. Lo rescatable de esto es que aún hay acuerdos, aunque la calidad de la luz es un problema para todos. El conflicto propiciado por la negativa de los zapatistas a pagar no se torna violento.
 
Los miembros del EZLN no son mayoría; sin embargo, todos los miembros de la comunidad mantienen el respeto hacia ellos, lo cual es visible cuando se dirigen a ellos. Muchos los admiran porque a pesar de todo siguen luchando. Ese respeto se debe a que todos fueron zapatistas y saben que la organización es honesta y se mantiene con sus propios recursos. Todos hicieron trabajo colectivo en algún momento. El trabajo de las mujeres en las artesanías les permitió sostener muchos años a la organización en resistencia.
 
Como mencionamos, los principales problemas en la comunidad se originan por las escisiones. El primer grupo que dejó al EZLN son los ahora llamados priistas. Esa escisión fue de 1994, como ya se dijo arriba. El segundo grupo denominado la Alianza es la más reciente escisión del zapatismo y se dio en 2010, en el gobierno de Juan Sabines (20062012); las razones fueron las siguientes:
 
Los problemas más actuales en la comunidad se presentaron justamente por lo roces ideológicos entre el EZLN y la Alianza. Este grupo salió en 2010 de la organización del EZLN, ahora son quienes más defienden la alternativa del gobierno. De esta última salida hay dos explicaciones que aún están abiertas: a) el gobierno otorgó recursos económicos a un ex zapatista con liderazgo para que tejiera una red de desprestigio hacia el EZLN, pero no solo eso, sino que buscara aliados con las bases zapatistas, lo cual tuvo éxito, pues ahora cuenta con aliados que provienen del zapatismo dentro de la comunidad y fuera de ella, y la otra hipótesis: b) que ese ex zapatista tenía mucha rabia acumulada al ser expulsado del zapatismo, eso lo impulsó a actuar de una manera vengativa. Se sabe que su expulsión se debió a que hizo mal manejo de recursos. Como se sabe dentro del zapatismo alguien que actúa mal dentro de la organización es castigado o expulsado cuando es muy grave.
 
Sin embargo, la hipótesis más convincente para los zapatistas es la primera, todavía está en proceso de investigación. Pero mientras eso sucede la Alianza es la más crítica al proyecto zapatista; quedó demostrado cuando los zapatistas se retiraron de la institución educativa del gobierno para construir una educación realmente autónoma a mediados de 2010. El problema es que la escuela estaba construida por todos en un terreno adquirido también por todos; entonces los zapatistas querían quedarse ahí, pero recibiendo clases de sus promotores y el otro grupo quería sostener el mismo espacio pero con la escuela oficial.
Surgió así un fuerte conflicto y las autoridades del municipio autónomo fueron las mediadoras inmediatas. Los zapatistas dijeron que para fortalecer el proyecto de educación no importa tanto el lugar, se puede dar en cualquier área, que no se necesitan grandes aulas para el aprendizaje de los niños: «la enseñanza se puede dar en los campos, debajo de los árboles, pues es parte de la lucha y de la resistencia» (entrevistado 9). Gracias a esa actitud el conflicto no tuvo mayores consecuencias. Los zapatistas les dejaron la escuela y ellos están construyendo otro espacio.
 
Los roces entre la Alianza y el PRI son frecuentes también, debido a que el destino de la mayor parte de los apoyos y programas son para la Alianza porque «es el grupo preferido para el gobierno» –dicen los propios priistas, quienes se quejan de que los apoyos y programas destinados a ellos son tardados en su ejecución–. Antes de la Alianza, los del PRI eran los «privilegiados» porque eran los únicos opositores al zapatismo, ahora ese espacio lo tienen los de la Alianza, porque para convencerlos de dejar el zapatismo les ofrecieron todos estos apoyos, como ellos mismos mencionan. 
 
Otra razón de estos privilegios es la que menciona un representante zapatista: «los apoyos y programas se piden a nombre del EZLN y, desde luego, el gobierno le da gusto para que dé fin a la resistencia zapatista, pero lo dejemos en su ilusión» (entrevistado 9). Por eso muchas instancias de gobierno creen que ya están acabando con la resistencia, porque según ellos están dando proyecto a zapatistas, cuando esos grupos normalmente ya abandonaron la organización. 
 
Lo que aquí interesa es recalcar que hay conflictos entre todos los grupos pero que hay capacidad para resolverlos. Un actor importante para ello es la iglesia, y más bien sus representantes, son ellos los que siempre les recuerdan a todos que las divisiones no los llevan a construir un camino que posibilite el andar del evangelio, que las fragmentaciones y confrontaciones son producto de la acción humana, por tanto se pueden cambiar. Los representantes de la iglesia les piden que se mantengan unidos.
 
Podemos decir que usan los argumentos del evangelio para evitar las confrontaciones, para disminuir las diferencias entre ambos grupos. Las citas bíblicas son como las recetas médicas, pero aquí viene lo paradójico: los que ocupan los altos cargos de la iglesia dentro de la comunidad son zapatistas y son respetados por todos.
 
El entendimiento entre la religión y la política para los indígenas es ancestral, creo que en el caso de la comunidad de Unenaltic se mantiene todavía esa herencia cultural.
 

 

LA RESISTENCIA COMO ESTRATEGIA POLÍTICA

 
Las formas de resistencia son muchas, pero en los últimos tiempos, en las comunidades zapatistas hay una estrategia clara que se practica y desarrolla a partir de que el gobierno no cumplió con los acuerdos de San Andrés. 
 
La forma en que se manifiesta la resistencia en cada comunidad es singular. En Unenaltic se discute de manera más directa y se interpreta como debe de ser. 
 
Según uno de mis entrevistados la resistencia:
 
ha sido un elemento central para salvar la dignidad indígena, la resistencia ha servido y servirá para demostrarle al gobierno que hemos aprendido que la manipulación no va y no se lleva con la dignidad… es un factor que le demuestra al gobierno que los zapatistas pueden hacerse sujetos de su propio andar, que ya no necesitan «falsos profetas» (gobiernos) que los guíen hacia un precipicio (entrevistado 10).
 
Otro representante zapatista afirma que de la resistencia surge la autonomía, y es el principio para construirla. En la práctica zapatista se confirma este pensamiento, pues primero resistieron para sobrevivir, luego resistieron para que se les reconocieran sus derechos, luego no aceptaron nada del gobierno a pesar de la fuerte presión. Ahora ya no sólo resisten sino que en medio de la resistencia están construyendo el proyecto autonómico, en el sentido de que se hacen sujetos capaces de construir sus propios medios de vivencia cotidiana y construir su propia forma de vida.
 
No es fácil porque eso incluye respetar ciertos principios, en medio de agresiones constantes es difícil hacerlo; por ejemplo, respetar a los otros, tal como dijimos en el apartado anterior, es respetar a quien te está agrediendo, pero de eso se trata. En la comunidad es fácil comprobar esto. Los zapatistas han preferido dejar los espacios en conflicto antes que enfrentarse a los que ya no piensan como ellos.
 

 

FORMAS DE RESISTENCIA

 
En la práctica hay varias formas de resistir. Ya mencioné las más generales y de mayor relevancia por las significaciones que tiene. Y una de las más difíciles es la resistencia a los proyectos gubernamentales, porque la gente tiene muchas necesidades y la presión para aceptarlos es fuerte y viene de todos lados. Pero los resultados visibles de esos proyectos en las familias que los aceptan convencen a los zapatistas de que hacen bien en no aceptarlos. Los proyectos son varios desde «Vida mejor», «Piso firme», «Nuevo amanecer», Oportunidades, entre otros; todos ofrecen una vida mejor.
 
Los indígenas no zapatistas que han aceptado estos proyectos consideran que ya están en otro nivel de vida. Subrayan que sus casas ya tienen pisos y techos de concreto y que los zapatistas aún siguen viviendo en sus casas de madera.
 
Para los zapatistas esa vida no es la que quieren, porque estos proyectos y programas no resuelven problemas de fondo, no son diseñados con base en un diagnóstico acerca de cómo quieren vivir los indígenas en esa comunidad. Vivir dependiendo del gobierno va en contra de sus aspiraciones. Tampoco quieren ser obligados a votar por un partido político, tal como pasa con quienes reciben los apoyos.
 
Esa posición zapatista se refuerza cuando todos los habitantes de la comunidad coinciden en que los alimentos que les dan en las despensas no son lo que ellos quieren comer, que ellos no consumen esos productos y les son ajenos, así que o los venden o los tiran. En los programas que entregan dinero ocurre un proceso más serio: cuando los hombres salen a cobrar los recursos, los usan para comprar bebidas alcohólicas, porque la mayoría de los que dejaron de ser zapatistas volvieron a tomar alcohol, y cuando regresan ya no traen los recursos.
 
Por eso no hay mejoría en las condiciones de vida de los beneficiarios de proyectos. Los zapatistas que se mantienen en resistencia a pesar de no recibir ningún apoyo de estos se encuentran en similares condiciones de salud, educación y alimentación. No es mi propósito medir esas diferencias, pero saltan a la vista.
 
Desde mi punto de vista la diferencia más importante es que quienes luchan por un mundo distinto están ya construyéndolo, tienen un proyecto de vida que dibuja un futuro mejor, son independientes en alimentación, salud, educación, no consumen alcohol, sus hijos están en la escuela y están aprendiendo a vivir con dignidad. Insisten en que además no volverán a ser vistos como incapaces. Sabrán defenderse y exigir.
 
Según reflexiones de los zapatistas entrevistados:
 
recibir los programas del gobierno significaría: renunciar a la dignidad y dejar al olvido los muertos de 1994, significa desaparecer de la historia la alternativa al sistema que aplasta, significa no haber aprendido la historia de lucha de nuestros antepasados, dejar de luchar y resistir significa renunciar el futuro que probablemente puede ser mejor que el tiempo presente. Pero también significa en todo caso beber la sangre de los que se sacrificaron en los primeros días de 1994 y de los asesinados después de esta fecha a causa de la lucha que enarbolan (entrevistado 1). 
 
Si los proyectos ofrecidos por el gobierno mejoran las condiciones de vida y respetaran a los pueblos indígenas, quizá muchos habrían dejado el zapatismo, pero con tales resultados no hay más opción que continuar en el movimiento, sobre todo porque están logrando avances en varios aspectos. 
 
Por ejemplo, una de las estrategias más importantes del zapatismo, y que en la comunidad ya se aplica, es construir la resistencia y la autonomía. La educación es la base de ese proyecto, porque consideran que la oficial además de ser de mala calidad o excluyente, implica formarse para continuar una vida en la que no se les reconoce o para un proyecto de vida que no es el suyo, con lineamientos políticos y económicos que no respetan su mundo y su forma de concebir la vida. Con la educación oficial se impone ese proyecto que les es ajeno. Ahí se les enseña a obedecer y a desconocer su propia historia. Por ello crearon su sistema de educación, en que se respeta y rescata la historia de los pueblos, donde los programas educativos son discutidos por todos. De esa forma, insisten, su futuro será mejor porque lo están haciendo ellos.
 

 

CONCLUSIONES

 
Como dice Bonfil (2005), el México Imaginario se construyó sobre el México Profundo, este que sobrevive a pesar de todas las estrategias desarrolladas. Toda esta experiencia de resistir de tantos años logra que los indígenas sean tan experimentados en esas prácticas, que por ello permanecen a pesar de las estrategias para desaparecerlos.
 
En la vida en resistencia de los pueblos indígenas hay un encuentro de sentido, en la convicción de querer ser sujetos. Los indígenas se han caracterizado por resignificar su historia de lucha, como lo hizo el EZLN. La clase política no ha entendido eso, siguen ignorando las concepciones, las formas y los modos de los pueblos originarios. Se usan programas para integrarlos en vez de reconocer que esta población busca que la dejen decidir sobre su futuro. 
 
La resistencia se convierte en el eje principal de la lucha zapatista y también en el principio para la construcción del proyecto autonómico que tiene su sustento en la dignidad y el respeto al otro.
 
Están haciendo su proyecto de vida y construyendo su futuro. En el caso de los zapatistas de la comunidad de Unenaltic avanzan día a día a pesar de tener todo en contra. Trabajan por la educación autónoma, formando más promotores de educación, pues afirman que eso es indispensable en momentos en que la coyuntura para la comunidad y para la lucha les es desfavorable.
 
Las formas organizativas de los zapatistas para persistir en la resistencia ha sido la constante práctica política democrática; la formación religiosa también ha tenido que ver en este proceso. En el primer caso me refiero a que los espacios para la participación política son muchos, los consensos son necesarios para cualquier toma de decisiones. Eso es muy importante desde mi punto de vista, porque han construido una nueva cultura política que choca con las prácticas oficiales, donde las cúpulas toman las decisiones. Además, como ya vimos, eso repercute en toda la comunidad, porque cuando se toman decisiones que afectan a todos, los zapatistas imponen sus prácticas del consenso, lo hacen por el reconocimiento que tienen de los otros miembros de la comunidad y no por imposición autoritaria. En el segundo punto me refiero a que la religión ha sido una parte importante para el sostenimiento de la lucha indígena zapatista. La religión aquí no tiene nada que ver con la iglesia que impone y manipula. En esta comunidad la iglesia impulsa la búsqueda de la libertad.
 
La religión es un mecanismo –tanto para el EZLN como para los que no pertenecen a él en esta comunidad– que media en los conflictos. La religión dentro del EZLN ha permitido unidad, hermandad y una relación social fuertemente cohesionada. Por supuesto que la religión funciona diferente en cada comunidad, municipio o región. Hay zapatistas que practican otras religiones, pero aun así respetan y reconocen cuando los catequistas realmente se convierten en mediadores de conflictos sin importar las preferencias religiosas o políticas. En el caso de las comunidades de los Altos se mantiene ese respeto hacia la religión como factor de paz y acuerdo, pero también como factor de lucha y resistencia.
 

La resistencia y la construcción de autonomía es un proceso muy complejo y lleno de altibajos. Hay regiones zapatistas donde es más perceptible su avance, y hay otras donde es más complicado. Las experiencias comunitarias sirven para reflejar lo que sucede en los municipios autónomos y los caracoles zapatistas, aunque como es lógico los conflictos y los problemas son más complejos en espacios más amplios. Para entender el proceso global es necesario entender las multiplicidad de relaciones que se desarrollan entre los diversas regiones zapatistas (caracoles), sus crisis, sus conflictos, sus avances etcétera.

 

FUENTES DE CONSULTA

Bonfil Batalla, Guillermo, 2005, México profundo, una civilización negada, De bolsillo, México.
Camacho, Velázquez Dolores, 2011, «El movimiento zapatista y la otra democracia:
expresión de las luchas de los 500 años en América Latina», Tesis de doctorado,
UNAM, México.
Castoriadis, Cornelius, 2005, Los dominios del hombre, las encrucijadas del laberinto, Gedisa, Barcelona.
Díaz Polanco, Héctor, 1995, Etnia y Nación en América Latina, CNCA, México.
EZLN (junio de 1994), Los hombres sin rostro, dossier sobre Chiapas, cronologías, comunicados, entrevistas, acuerdos de paz y artículos de opinión en torno al conflicto chiapaneco, de enero a abril de 1994, CEE y SIPRO, México.
Favre, Henri, 1992, Cambio y continuidad entre los mayas de México, CONACULTA e INI, México.
Girardi, Giulio, 1992, Los excluidos, ¿construirán la nueva historia?, Nueva utopía, Managua.
Galeano, Eduardo, 1983, Las venas abiertas de América Latina, Siglo XXI Editores, México.
López y Rivas, Gilberto, 2005, «México: las autonomías de los pueblos indios en el ámbito nacional», en Autonomías indígenas en América latina: Nuevas formas de convivencia política, compilado por Gabriel, Leo y Gilberto López y Rivas, Plaza y Valdés, México, pp. 47-11.
Muñoz Ramírez, Gloria, 2003, 20 y 10 el fuego y la palabra, revista Rebeldía, La Jornada Ediciones, México.
 

ENTREVISTAS

 
Entrevistado 1, responsable local del EZLN. Unenaltic, el 19 de febrero de 2010.
Entrevistado 2, base de apoyo del EZLN. Unenaltic, el 11 de septiembre de 2010.
Entrevistado 3, base de apoyo del EZLN. Unenaltic, el 12 de septiembre de 2010.
Entrevistado 8, base de apoyo del EZLN. Unenaltic, el 30 de octubre de 2010.
Entrevistado 9, base de apoyo del EZLN. Unenaltic, el 22 de enero de 2011.
Entrevistado 10, base de apoyo del EZLN. Unenaltic, el 23 de enero de 2011. Entrevistado 12, base apoyo del EZLN. Unenaltic, el 22 de febrero de 2011.

 

Notas

                                             

  1. Esto se debe a que hubo una movilización de indígenas en contra de la dominación de los finqueros-ladinos. Estos últimos huyeron o vendieron sus tierras a indígenas de la comunidad.
  2. Los periodos que tardan estos responsables de cargos es variado, pueden ser de un año o dos.