Reseña a Shamans of the foye Tree: Gender power and healing among Chilean Mapuche, 2007, de Ana Mariella Bacigalupo, University of Texas Press, Austin, Texas, ISBN 978-0-292-71659-9.
Shamans of the foye Tree: Gender power and healing among Chilean Mapuche es
unafascinante y bien lograda etnografía sobre las políticas culturales de las machi o chamanes
mapuche del sur de Chile. En este libro enriquecedor, su autora, Ana Mariella Bacigalupo, presenta un extenso
análisis de su investigación basada en 15 años de observación participante y de
entrevistas a machi y a Mapuche, y en su aprendizaje con una machi sanadora. A través de un enfoque
crítico y feminista, hábilmente va tejiendo sus datos hasta conformar un diálogo de gran
erudición, que abarca desde estudios sobre brujería y modernidad, encarnación y
condición de persona, chamanismo y posesión, movimientos de identidad postcoloniales, así
como género y performatividad. Para los académicos este libro resultará una valiosa
contribución etnográfica a los debates centrales que han caracterizado a estos variados campos
de investigación. Y para los profesores constituirá un importante aporte para los cursos
avanzados en estudios de grado y postgrado sobre identidad de género, para estudios feministas y
antropología médica.
El foye en el título del libro representa la «habilidad de la machi para moverse entre
mundos, generaciones y géneros a fin de encarnar la totalidad de Ngunechen» o deidad
cuatripartita de los Mapuche (52). Este árbol hermafrodita es una metáfora de la performatividad
de género más fluida de las machi, dado que éstas son convocadas por su filew o
espíritu ancestral con el objeto de establecer una relación de parentesco de un modo
simbólico y visceral con el foye como parte de su iniciación en el arte de la
curación. Para forjar este parentesco, tanto los hombres como las mujeres se convierten en
«novias espirituales que seducen y llaman a su filew —esposo y amo— a fin de poseer
sus cabezas para otorgarles conocimiento» (87); los hombres y las mujeres representan su
condición de esposas espirituales luciendo símbolos de la femineidad mapuche, que incluyen
pañuelos de cabeza, flores, chales negros y joyas de plata.
La estrategia de Bacigalupo demuestra ser una intervención eficaz en los estudios sobre género,
curación y poder. Desde el comienzo, delinea tres paradigmas de la conducta normativa de género
vigentes en Chile: el modelo binario masculino-femenino basado en afirmaciones biológicas, el paradigma
de la penetración sexual con hombres que penetran y no hombres receptivos, y las performatividades
rituales de masculinidad y femineidad de las machi. Estos múltiples discursos autoritarios coexistentes
sobre género y sexualidad preparan el escenario para los cuestionados y superpuestos imaginarios de
género entre los Mapuche y, específicamente, entre las machi. De este modo, su etnografía
abre un espacio intelectual para considerar cómo los discursos mismos, que polarizan las identidades de
género y establecen referentes de género en Chile, actúan simultáneamente para que
las machi puedan moverse entre las dicotomías femenino/masculino y disolverlas o fusionarlas a
través de la práctica ritual. Curiosamente, el transvestismo ritual de las machi se revela como
una práctica que no trasciende ni anula las categorías de masculino o femenino sino que hace
visible las categorías relacionales de género que impregnan la religiosidad machi.
El libro está organizado en nueve capítulos que delinean las cambiantes identidades de
género de las machi en sus encuentros con otras machi y compañeros mapuche y los discursos de
género que han interpolado a las machi desde los tiempos de la colonia española hasta el estado
chileno contemporáneo. Fundamentó su trabajo en la tesis sobre performatividad de Judith Butler
(1990), donde se afirma «que el género no es una condición fija sino un estado mental y
corporal mantenido a través de la performatividad reiterada». Es así que las
performatividades rituales de las machi brindan un ejemplo significativo de la fluidez de las identidades de
género así como del peso vivido de los modelos binarios discursivos de género que modelan
el modo en que las personas se ven a sí mismas (79). Con capítulos dedicados a las diversas
formas de género tanto de machi femeninas como masculinas, la etnografía de Bacigalupo abarca lo
que está en juego en el transvestismo ritual de las machi masculinas, la creciente politización
de las machi femeninas y las micropolíticas de la performatividad de género entre los Mapuche
que de diversas maneras reproducen, confrontan y transforman ideologías híbridas de
género que son al mismo tiempo coloniales e indígenas.
Bacigalupo hace visible lo que por largo tiempo fue un «secreto público» en Chile al
investigar «las cambiantes subjetividades y prácticas de género del chamanismo
mapuche», que ha sido largamente estigmatizado por sus identidades rituales de género dual (9).
Consciente de las implicancias de investigar sobre temas tan controvertidos como las prácticas de
género alternativo de las machi, la autora en su libro se ocupa explícitamente de las
políticas que impregnan los mundos vitales de las machi, al tiempo que también presenta en
primer plano sus propias políticas feministas. Al contextualizar el terreno ideológico que las
machi se ven forzadas a transitar en las confluencias de las sexualidades históricamente alternativas
de los Mapuche, las ideologías coloniales y las formaciones del estado chileno, el enfoque
dialogístico de Bacigalupo permite revelar las complejidades de estas identidades cargadas de
significado para aquellos que siguen teniendo mucho en juego en las representaciones de sus vidas abarcativas
de toda la sociedad: las machi y la comunidad mapuche en general.