FEMINIZACIÓN Y URBANIZACIÓN DE LA MIGRACIÓN HAITIANA EN REPÚBLICA DOMINICANA: UNA APROXIMACIÓN HACIA SU CARACTERIZACIÓN
FEMINIZATION AND URBANIZATION OF HAITIAN FEMALE MIGRANTS IN THE DOMINICAN REPUBLIC: APPROACHING THEIR CHARACTERIZATION
RESUMEN:
Inicialmente la migrante haitiana en República Dominicana era caracterizada por ser la «acompañante» del hombre dentro de los Bateyes. La urbanización de la migración le permitió introducirse en una nueva corriente compleja y heterogénea como nueva sujeta migratoria. Este artículo tiene como objetivo contextualizar las trasformaciones dentro del nuevo sistema migratorio haitiano junto con identificar a la mujer haitiana como protagonista migrante en las zonas urbanas de la República Dominicana.
PALABRAS CLAVE:
migración urbana haitiana, género, República Dominicana.
ABSTRACT:
Female migrants from Haiti to the Dominican Republic were initially characterized as the men’s «companions» in the rural sugar cane compounds. The urbanization of migration allowed women to join a new complex and heterogeneous stream as migrants. The aim of this article is to contextualize transformations taking place within the new migratory system in Haiti as well as to identify Haitian women as migration protagonists in the urban areas of the Dominican Republic.
KEY WORDS:
urban migration in Haiti, gender, Dominican Republic.
Haití cuenta con las características de un país que ha mantenido
un permanente oleaje migratorio. Entre estas se destacan la inseguridad política, una
situación económica precaria a la cual se añaden los desastres naturales. Debido a
su cercanía, el país vecino de República Dominicana ha absorbido una gran
porción de este flujo migratorio, entre otras razones como consecuencia de su «porosa
frontera» y por la búsqueda de mejores oportunidades de trabajo. La necesidad de mano de
obra bracera1 en las plantaciones azucareras dominicanas ha producido un persistente movimiento
migratorio que se ha compuesto visiblemente por hombres haitianos que desde la década de los
años 20 migran hacia la isla Quisqueya. Si bien estos hombres representaban la fuerza de trabajo
foránea, las mujeres haitianas que iban en esta corriente migratoria se las reducía a
sujetos asociados. Por esta razón, no eran materia de análisis de los estudios
migratorios. En consecuencia, estas mujeres fueron silenciadas como sujetos de la migración.
La abrupta caída del precio del azúcar durante los años 80 impulsó una nueva
tendencia migratoria de haitianos hacia República Dominicana. Este proceso se caracterizó
por una diversificación y una inserción notable de la fuerza de trabajo haitiana en las
grandes ciudades dominicanas, en nuevos sectores de actividades económicas tales como la
construcción, el turismo, la hostelería, la restauración, así como la
economía informal. Esta «nueva inmigración haitiana», teorizada por
Silié, Segura y Dore Cabral (2002), puso en evidencia la presencia de haitianos en la parte Este
de la isla.
Con una mayor oferta de empleos de baja calificación dentro de un emergente contexto urbano, y a
partir de los cambios económicos internacionales, se producen las oportunidades para observar un
fenómeno más complejo: la feminización de la migración haitiana. Si
inicialmente la migrante femenina era invisible dentro de los Bateyes al asociarse sólo con el
sujeto acompañante masculino, los cambios como consecuencia de la urbanización de la
migración introducen a la haitiana dentro de esta corriente compleja y heterogénea,
incorporándola entonces como nueva sujeta de la migración.2 La diversificación
laboral le permitió migrar de forma más independiente, en búsqueda de nuevas
oportunidades laborales.
La feminización de la migración dentro de un contexto cada vez más globalizado ha
evidenciado dos componentes explicativos de este fenómeno: el aumento cuantitativo de la
migración haitiana y el carácter autónomo e individual que toma la mujer al momento
de marcharse hacia el país vecino. Además, el espacio laboral de la mujer haitiana en
República Dominicana se ha centrado en una esfera diferente a la de los hombres, sea
mayoritariamente en el comercio informal.
Si bien se han evidenciado estas trasformaciones generales dentro del sistema migratorio haitiano en
República Dominicana, escasas son las investigaciones dedicadas específicamente al
análisis de estos cambios desde la perspectiva femenina y urbana. Para esto, consideramos
esencial profundizar el estudio de esta nueva dinámica migratoria proporcionando el
análisis de las siguientes preguntas: ¿Cómo se describe el nuevo fenómeno
migratorio haitiano en República Dominicana? ¿Cuáles características
identifican a las mujeres migrantes haitianas en las zonas urbanas? ¿Cómo se distancian
analíticamente de las sujetas insertadas en los movimientos migratorios anteriores?
Al analizar los movimientos migratorios regionales en América Latina, se puede
afirmar que las mujeres representan en la actualidad casi la mitad de la población migrante,
llegando a 50.5% en 2000, un aumento de 5.8% comparado con 1960, 44.7% (Martínez Pizarro 2003:
20)3. Si bien, las estadísticas manifiestan un movimiento bastante proporcional, considerando el
ratio hombre/mujer y esto en el trascurso del tiempo, la perspectiva de género se
incorporó de forma tardía en los análisis migratorios. La mujer era excluida dentro
de estos estudios debido a que el modelo representativo del sujeto migrante era de tipo económico
focalizado en el sexo masculino, lo cual le daba a la mujer migrante un rol de simple
acompañante, siguiendo un patrón «asociativo» a un fin de reunificación
familiar.
Esto se asentaba en las dicotomías tradicionales de producción/reproducción y
masculino/femenino. Como el migrante masculino desempeñaba lo laboral y lo económico,
entonces «lo productivo», el análisis se centraba en este sujeto. Las migrantes
femeninas se encontraban así invisibilizadas y silenciadas por su condición femenina y
simbolizaban lo «no-productivo económicamente»4. En contraposición a este
argumento teórico, se inició durante la década de los 80 en Norteamérica y
Europa un debate conceptual que subraya y manifiesta la postura androcéntrica de esta matriz
analítica. De estas discusiones surgieron nuevas perspectivas iniciando así paulatinamente
otro marco conceptual dentro de la teoría migratoria internacional que admite el estudio de
género desmitificando a la mujer de su rol asociativo.
Una de las perspectivas que se construye confrontando la tendencia androcéntrica en el
análisis migratorio es lo diferencial del sexo (Jiménez 1998). Esta teoría
manifiesta romper con las
diferencias de
roles tradicionales
entre lo masculino/femenino y
productivo/reproductivo para permitir a las mujeres una nueva visibilidad dentro del entramado
migratorio. Para esto, argumenta que sea necesario desarrollar una nueva perspectiva analítica
relacionando el género y la migración.
La progresiva incorporación de la sujeta migrante en los debates teóricos acentuó
la toma de conciencia frente a la feminización de la migración, un
fenómeno no tan reciente que subraya tanto lo cuantificable como lo participativo de la
migración femenina. Tal como ha evidenciado Pizarro, las sujetas migrantes en América
Latina ya constituyen más de la mitad de las migraciones y presentan un modelo de
migración cada vez más independiente en búsqueda de oferta laboral. Según
Saskia Sassen (2003a: 1), esto podría ser motivado principalmente por las dinámicas de
cambio estructural en la economía globalizada que le permitió a las mujeres integrarse en
nuevos mecanismos de ofertas laborales de baja calificación creando así un proceso de
desvalorización y desigualdad de la mujer (2003b:
119)5.
El cultivo de azúcar en la República Dominicana ha sido un componente
fundamental de su economía durante varios siglos.6 Desde un inicio fue realizado principalmente
por migrantes haitianos reclutados de forma temporal7 (Silié 2003: 1). La gran mayoría de
los haitianos contratados eran hombres jornaleros de origen rural. Trabajaban en los diferentes terrenos
de explotación azucarera estatal y privado llamados ingenios,y junto a los miembros de
su familia que les acompañaban; vivían en los Bateyes, pueblos de obreros azucareros. Como
se situaban en zonas agrícolas bastante remotas, se encontraban considerablemente alejados de los
sectores urbanos (Wooding y Moseley-Williams 2004: 42). Esta distancia significaba además pocos
contactos con la población dominicana. Las condiciones de vida dentro de tales localidades eran
de las peores del país (ibídem).
Las mujeres haitianas siempre han estado presentes en el movimiento migratorio hacia
República Dominicana. Ellas solían llegar como acompañantes a la fuerza de trabajo
masculina dirigidas hacia los Bateyes y «llegaban más bien para complementar a los hombres
en las actividades domésticas y sobre todo en las culinarias que les permitía asegurar su
alimentación» (FLACSO/OIM 2004: 12). Con el tiempo estas mujeres empezaron a trabajar en
los pueblos vecinos en el comercio informal y en el servicio doméstico (Wooding y
Moseley-Williams 2004: 43).
Una de las primeras investigaciones que contiene cierta observación de la migración
haitiana desde de la perspectiva femenina8 analiza socioeconómicamente los Bateyes del Consejo
Estatal del Azúcar (Moya Pons 1986). Esta subraya por primera vez las condiciones en las cuales
viven las mujeres haitianas en el sector azucarero de República Dominicana. Se pretende que
«en los Bateyes también residen mujeres que tienden a ser las más pobres de los
pobres. Las características generales de la mujer en las plantaciones de CEA son la
desocupación, la dependencia económica, el ser vistas con menos aprecio que el hombre, el
ser consideradas como simples reproductoras sexuales de mano de obra y reproductora de mano de obra a
través de [los] quehaceres domésticos» (p. 93). Añade además que
«hay muy pocas posibilidades económicas para la población femenina dentro de la
sociedad cañera dominicana, pues allí no se le ofrece trabajo» (p. 94).
Los diferentes movimientos migratorios en la República Dominicana sufrieron
trasformaciones significativas a finales de los años 80, eso fue generado por diferentes factores
económicos y sociales. Durante este periodo un cambio de modelo económico fue introducido
a raíz del colapso de la industria azucarera.9 Pasó de una economía agroexportadora
hacia otra de servicios abierta hacia el exterior (Silié 2003: 5, FLACSO/OIM 2004: 12). Este
cambio sustancial no solo redujo la necesidad de mano de obra bracera haitiana en los Bateyes a causa de
la disminución de la producción y exportación de azúcar, sino también
forzó a estos mismos trabajadores y a los nuevos migrantes haitianos a encontrar nuevas fuentes
laborales. Junto a este cambio económico, se observa durante este periodo una fuerte
migración dominicana dirigida principalmente hacia Estados Unidos y Europa. Esta movilidad
acrecentó la necesidad de mano de obra extranjera para diferentes labores en varias regiones del
país.
Estas alteraciones ampliaron los espectros de oportunidades laborales para los haitianos ya que la
proximidad geográfica y el usual carácter irregular de la migración bracera les
incorporaban dentro de una nueva dinámica migratoria en República Dominicana. A
raíz de estos cambios, los investigadores dominicanos Silié, Segura y Dore Cabral (2002)
desarrollaron el concepto: «Nueva migración haitiana», un enunciado que forja una
novedosa perspectiva migratoria. Este concepto concibe que la tipología de los migrantes
haitianos se ha transformado y diversificado (FLACSO/OIM 2004: 12).
Gracias a esta investigación, se evidenció primero la urbanización de la
migración haitiana; misma que pasa de una migración dirigida principalmente hacia las
zonas agrícolas y los Bateyes hacia configurar un movimiento mayormente centralizado en los focos
urbanos dominicanos (FLACSO/OIM 2004: 13). Dicha urbanización se justifica por la
diversificación de las oportunidades ofrecidas a raíz de la oferta/demanda de mano de obra
poco calificada en nuevos sectores económicos de servicio, tales como: la construcción, el
comercio ambulante y el turismo (FLACSO/OIM 2004: 13). Estos cambios imponen también diferencias
en las formas de contratación de los haitianos en sus nuevos puestos de trabajos en
República Dominicana además de diversificar el origen de los migrantes junto con
individualizar los sistemas de contratación.
Esto influencia otro aspecto trascendental muy pertinente a la nueva tendencia migratoria, es decir, el
contacto de los haitianos con la sociedad dominicana. Si bien antes los migrantes se encontraban
confinados y aislados en Bateyes ahora el intercambio con los dominicanos es eminente y frecuente
produciendo nuevas dinámicas sociales.
A más de la urbanización, otro aspecto importante de esta nueva
dinámica migratoria observada por dichos investigadores corresponde a la feminización de
la migración. Tal como en muchas partes de América Latina, el fenómeno representa
uno de los cambios más significativos en la tipología migratoria haitiana. Habría
un aumento numérico de mujeres haitianas en movimiento hacia el país vecino, conjuntamente
a un perfil participativo de éstas como sujetas migrantes independientes, individuales, en
búsqueda de oportunidades laborales.
En la isla, este aspecto se explica en parte por la urbanización de la migración.
Además, por la posibilidad de desasociarse del perfil de acompañante que les confinaba a
las mujeres a cumplir anteriormente un papel de sujeto invisible en los Bateyes. Lo que le
permitió impulsarse como nueva sujeta migratoria independiente con una determinada visibilidad en
el mercado laboral. Por tanto, la dicotomía producción/reproducción y
masculino/femenino se quiebra en cierta medida, y con ello la sujeta haitiana se inserta como agente
productora, desempeñando labores económicas en República Dominicana, soliendo
trabajar en ámbitos diferentes a los masculinos particularmente en el comercio ambulante
(FLACSO/OIM 2004:
16).
Son pocas las investigaciones que enfocan la migración haitiana en la República Dominicana
desde la perspectiva de género, aunque la feminización de la migración constituye
una nueva realidad migratoria comprobada por Silié, Segura y Dore Cabral en este país. No
obstante a esta limitación, los esfuerzos de diferentes entidades científicas y sociales
empiezan a abordar analíticamente a esta sujeta migrante desde un enfoque urbano.
A raíz de las evidencias teóricas de este nuevo fenómeno migratorio, se
elaboró la primera Encuesta sobre inmigrantes haitianos en la República Dominicana
(2004) en colaboración con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y
la Facultad Latinoamericana de Ciencia Sociales (FLACSO). El documento permite cuantificar por primera
vez la urbanización de la migración y la migrante femenina. Este esfuerzo de
identificación admite un primer cruce de datos desde una perspectiva de género, accediendo
así a una información relevante sobre la migración haitiana en República
Dominicana.
Los principales resultados de la investigación concluyen que estas sujetas representan 22.4% de
la totalidad de los migrantes haitianos en República Dominicana. Están, en su
mayoría, en edad reproductiva y productiva,10 tienen entre uno y seis hijos que viven tanto en
Haití como en República Dominicana.11 Más de la mitad de estas mujeres viven en el
país desde más de cinco años por razones económicas, por falta de empleo,
bajos ingresos o dificultades financieras (p. 75). A nivel general, las migrantes activas
económicamente trabajan por su propia cuenta como comerciantes (p. 81).12
Si bien los datos recopilados no permiten distinguir o analizar las diferencias taxonómicas que
se generan entre las migraciones rurales y urbanas desde la perspectiva de género, se valora los
aportes al estudio debido a que esta investigación presenta una primera descripción
sociodemográfica relevante desde la perspectiva de género. La iniciativa de la FLACSO/OIM,
no obstante, motivó a las organizaciones dominicanas y haitianas a romper el vacío
analítico e iniciar una labor de identificación y así construir una mirada
más amplia del fenómeno migratorio femenino haitiano urbano.
Se cree pertinente elaborar una aproximación hacia la caracterización de
la mujer migrante haitiana en situación urbana. Esto puede reflejar, tal como se evidenció
anteriormente, una diferente trayectoria migratoria que admite no solamente una novedosa
percepción de la migrante haitiana sino además una nueva perspectiva de género y
migración en República Dominicana.
Una de las primeras características importantes que acentuar al momento del análisis
corresponde a su carácter juvenil. La gran mayoría de ellas se encuentran en edad
productiva y reproductiva y son menores de 44 años (MUDHA 2005: 61). Además, su
migración es sumamente reciente, ya que una gran parte de las migrantes viven por primera vez en
el país vecino y la mayoría de ellas residen en el país hace entre 1 y 5
años (MUDHA 2005: 63).
Su procedencia o último lugar de residencia en Haití tiende a ser urbana y suele ser
principalmente de Puerto Príncipe, la capital (Scudu 2009: 30). Los mercados laborales en los
cuales las migrantes se insertan representan también un cambio significativo en la
dinámica migratoria. Como la mayoría de las sujetas llegan desde las zonas urbanas
haitianas, tienden a incorporarse en actividades de comercio informal.13 Esto debido a que se han
desempeñado en dicho ámbito laboral en su país de origen. Implica entonces una
incorporación segmentada por la dicotomía hombre/mujer dentro del mercado laboral (OBMICA
2011: 107).
Las principales razones que animaron a las mujeres haitianas a participar del movimiento migratorio
hacia zonas urbanas dominicanas se explican por motivos económicos.14 Es decir, el desempleo, la
pobreza y la búsqueda de nuevas oportunidades están en la base del proyecto migratorio
(Scudu 2009: 27). Es significativo, conjuntamente, subrayar la inestabilidad socioeconómica y
política como factor de escape de las mujeres haitianas hacia República Dominicana (MUDHA
2005: 75). Ahora bien, no se debe olvidar la importancia de las motivaciones personales, sea el deseo de
independencia o bien un cierto grado de empoderamiento representativo de la feminización de la
migración (Scudu 2009:
20).
El patrón migratorio constituye también un aspecto innovador que resalta la nueva
corriente migratoria haitiana urbana femenina. Pues, un número considerable de mujeres llegan a
República Dominicana de forma independiente e individual, es decir, sin ser acompañadas
por un hombre. Esta realidad migratoria evidencia una de las principales características de la
feminización de la migración: la emancipación de la mujer en el patrón
migratorio.15 Además, una segmento de ellas declara ser soltera al momento de llegar a
República Dominicana, sin embargo, la casi totalidad de las mujeres haitianas se caracterizan por
ser madres.16 La mayoría de los niños no viven con el padre, sea dominicano o haitiano, lo
que evidencia el carácter monoparental en el cuidado otorgado por estas mujeres a sus
hijos.
El fuerte predominio de la jefatura femenina representa también un aspecto importante que
señalar (Scudu 2009: 26). No obstante, no todas las mujeres migrantes llegan a República
Dominicana acompañadas de sus hijos; casi la mitad de las migrantes en zonas urbanas dejan a sus
hijos en Haití al cuidado de algún miembro de la familia —tía, abuela,
etc.— (Scudu 2009: 25).17 Este fenómeno permite evidenciar la trasnacionalización de
las migraciones18 y los vehículos familiares que mantienen estas mujeres migrantes con su
país de origen (OBMICA 2011: 108). Según MUDHA (2005: 69), la casi totalidad de las
migrantes haitianas mantienen un tipo de relación familiar con Haití.
Otro aspecto particular de esta nueva corriente migratoria se refleja en la escolaridad de las mujeres.
Se identifican por tener un nivel educativo más elevado que el promedio de los migrantes
haitianos en República Dominicana. Si bien 80% de los sujetos migrantes afirma estar
alfabetizado, 2% de estas mujeres alcanzaron el nivel universitario. Es decir, llegan escolarizadas a
las zonas urbanas, en su mayoría (MUDHA 2005: 62).
Se puede identificar entonces a la sujeta migrante en zonas urbanas como una mujer joven en edad
productiva y reproductiva, proveniente mayormente de las ciudades de Haití y con un cierto nivel
de escolarización. Además, cuenta con una historia migratoria reciente, autónoma,
motivada por razones económicas y desempeñándose mayoritariamente en el comercio
informal. Esta migrante se define también por su perfil maternal y su jefatura de hogar.
Para alcanzar una interpretación analítica que proporciona una
descripción exhaustiva de la migrante haitiana en República Dominicana, se cree oportuno
realizar una comparación con las sujetas en contextos rurales —sectores agrícolas y
azucareros—19. Así se podrán observar las diferencias y las trasformaciones que
caracterizan a la migrante en situaciones urbanas junto con demostrar el establecimiento de una nueva
corriente migratoria femenina en República Dominicana.
Una de las particularidades evidenciadas anteriormente relaciona a la migrante haitiana en zonas urbanas
con su juventud; es decir, suele incorporarse al proceso migratorio a más temprana edad y en
etapa reproductiva. Al comparar las estadísticas entregadas por la organización MUDHA
(2005), se justifica este enunciado con la información siguiente: 90% de las migrantes haitianas
en zonas urbanas se ubica en la franja de edad 15-44 años20 (p. 61). ONE RESPE21 también
observa las mismas características, enfatizando que la edad promedio de la primera llegada de las
migrantes haitianas a República Dominicana es de 24 años (2007: 6)22.
En contraparte, las sujetas mujeres en los Bateyes entre 15 y 34 años23 representan 68% de las
migrantes.24 En las zonas agrícolas 74% de ellas se encuentra entre 15 y 44 años, 26%
tiene 45 y más. Estas estadísticas las sitúan en la categoría de las
migrantes con más edad.
Se ha subrayado anteriormente que las nuevas sujetas suelen llegar de las zonas urbanas de Haití,
principalmente de Puerto Príncipe.25 Esto sería otro punto diferencial de las demás
migrantes haitianas residiendo en zonas rurales dominicanas, ya que suelen ser de regiones
específicas de Haití que no se caracterizan por ser urbanas, tales como
Fort-Liberté, Ouanaminthe y Hinche (MUDHA 2005: 35).26
Una de las razones que explica la llegada de mujeres migrantes más jóvenes a las regiones
urbanas de la República Dominicana estaría relacionada con la falta de oportunidad
laboral, debido a la gran precariedad para estas sujetas y ante todo el bienestar de sus hijos, puesto
que muchas de ellas son madres solteras, hasta 21% (Scudu 2009: 32). Es decir, las motivaciones son
principalmente económicas y no de acompañamiento del hombre o reunificación
familiar. Esto subraya el carácter de jefatura femenina de las migrantes en zonas urbanas. Entre
18% y 25% de las sujetas migrantes son solteras en República Dominicana;27 así les lleva a
sostener económicamente el núcleo familiar, además de mandar remesas
(ibídem, p. 24). Si bien el porcentaje de mujeres solteras es un poco más alto en los
Bateyes, 32%; de ellas 12% es casada, 42% unida y 14% pretende tener un amigo (MUDHA 2005: 35). Sin
embargo, la situación es totalmente opuesta en las zonas agrícolas, ya que 89% está
unida, 6% casada, 8% soltera y 2% comparte con un amigo
(MUDHA 2005: 51).
Lo anterior motiva a las mujeres a migrar al país vecino debido a que existiría una mejor
oferta laboral para ellas en el país. «Los factores económicos-estructurales juegan
un papel determinante en el impulsar el movimiento migratorio de las mujeres haitianas, sin embargo hay
que subrayar que éstos interactúan con motivaciones de carácter personal»
(Scudu 2009: 28). Esta última información es precisamente lo novedoso que conlleva la
nueva migración femenina de carácter urbano en República Dominicana: el perfil
participativo, emancipador e independiente.
Scudu (2009) ha observado que más de 20% de las mujeres migrantes en las zonas urbanas que
emprendían esta migración era por decisión propia motivada por razones
económicas. Además, en Santo Domingo se encuentra la mayor presencia de mujeres haitianas
autónomas e independientes (p. 32). Al contrario, para las mujeres migrantes haitianas insertadas
en las zonas rurales —agrícolas— y en los Bateyes, se ha observado la tendencia
generalizada hacia la reunificación familiar. Esto demuestra una propensión de las nuevas
generaciones compuestas por familiares de braceros a migrar hacia las mismas regiones que sus parientes.
Las ciudades de origen de estas mujeres también evidencian esta trayectoria, ya que suelen llegar
todas de las mismas regiones haitianas.
Este aspecto resulta muy significativo al momento de determinar los diferentes tipos de ámbitos
económicos, dentro de los cuales se incorporarán las haitianas al momento de llegar a
República Dominicana. Las migrantes provenientes de la capital haitiana, donde la dinámica
económica se caracteriza por su fuerte comercio informal, tienden a incorporarse laboralmente en
un ámbito similar. Al contrario, las mujeres haitianas de zonas agrícolas se
dirigirán por zonas cuyas necesidades representan mayor sus posibilidades de empleo.
Las migrantes haitianas en zonas urbanas se desempeñan mayoritariamente como comerciantes
informales. Esta labor comprende la venta ropa, productos de belleza, aseo, productos agrícolas
(MUDHA 2005: 65, Scudu 2009: 42). Suele ser justificada por «la independencia y flexibilidad que
les permite conservar y, en segundo lugar, por los ingresos económicos que son en muchos casos
más elevados que los ofrecidos por el servicio doméstico, zonas francas y fincas
agrícolas» (Scudu 2009: 38). Ahora bien, es interesante destacar además que la venta
callejera para estas migrantes haitianas no suele representar una labor transitoria sino más bien
una actividad fija y estable (íbídem, p. 37).
En las zonas agrícolas, 58% de las mujeres trabaja como jornalera agrícola; 10% como
vendedora ambulante; 12% chiripea, lo que significa que trabaja encasa de familia, y 20% no
indica ninguna actividad económica. En las zonas de los Bateyes, las mujeres se caracterizan por
su oficio doméstico o asalariado en 48% y son vendedora ambulante o fija en 32% (MUDHA 2005: 42 y
57).
Las sujetas migrantes en las zonas urbanas que residen en el país entre uno y cinco años
representan 70%, y 42% del total de la muestra vivía en el país por primera vez,
según MUDHA (2005: 63)28. Las estadísticas de ONE RESPE son bastantes similares, puesto
que evidencian 3.8 años el tiempo de residencia de las migrantes en la zona urbana de Gurabo.29
En contraparte, se hace notar que solamente 12% de las migrantes haitianas en las zonas agrícolas
residía por primera vez en este país, y que 62% de ellas lleva viviendo más de
cinco años (MUDHA 2005: 53-54)30. En las zonas de los Bateyes se manifiesta que 56% de las
mujeres es su primera vez en el país,31 con 44% viviendo desde más de cinco años;
16% tiene menos de un año en el país, con 40% entre 1 y 5 años, en República
Dominicana
(MUDHA 2005: 38).
Se ha subrayado anteriormente el nivel educativo de las sujetas haitianas al migrar a República
Dominicana, haciendo hincapié en que ellas llegan a las zonas urbanas escolarizadas: la
mayoría, 80%, sabe leer y escribir.32 No obstante, un porcentaje mínimo pero significativo
de las migrantes, 2% de ellas, alcanzó conseguir un diploma universitario (MUDHA 2005: 62). ONE
RESPE añade a estas estadísticas que 22% de las migrantes haitianas entrevistadas
alcanzó una escolarización de 10 años y más (2007: 11). Santo Domingo
sería la ciudad con el menor porcentaje de migrantes haitianas analfabetas (Scudu 2009: 27).
Estas afirmaciones son bastante demostrativas al momento de compararlas con la escolaridad de las
mujeres en las zonas rurales.
Según la encuesta de FLACSO/OIM (2004), el porcentaje de mujeres que no sabe leer y escribir es
52.6%, y las que no asistieron a la escuela, 51.2% (p. 112).33 De las que sí asistieron a la
escuela, 43.1% es de entre 1 y 6 años (p. 113). Si bien esta encuesta no permite captar las
estadísticas específicas para las mujeres haitianas insertadas en una migración
urbana o rural, esta información da un panorama global de la tendencia escolar de las migrantes
en República Dominicana.
Según Jasen y Millán (1991), 48.3% de las mujeres insertadas en los Bateyes no
sabía leer o escribir. Para las que sí fueron a la escuela, 47.4% de la muestra solamente
cursó la primaria. Es preciso recordar que esta pionera investigación se elaboró en
1991 (p. 49). MUDHA logra demostrar, sin embargo, que la situación ha mejorado en los Bateyes,
puesto que 38% de las mujeres lee y escribe (2005: 36). En las zonas agrícolas, el porcentaje de
las mujeres alfabetizadas es de solamente 20% (p. 52).
Efectuar esta comparación no solamente permite observar y acrecentar las características
propias a la sujeta migrante en zonas urbanas sino alejarla del movimiento migratorio anterior a la
nueva migración haitiana. Conjuntamente, evidencia la necesidad de enfocar de forma exhaustiva la
perspectiva de género en la migración urbana en el país para una
interpretación analítica más representativa de la sujeta migratoria en
situación urbana.
Se estimó valioso, para este artículo, profundizar el estudio de la
nueva dinámica migratoria haitiana en República Dominicana, teniendo en cuenta el
análisis descriptivo del fenómeno migratorio desde una perspectiva de género. Se
tenía como meta principal evidenciar la participación de las sujetas haitianas en la
región urbana del país, apuntando hacia la libertad y autonomía del movimiento
migratorio, es decir, la trasformación desde una migrante invisible por ser caracterizada como
simple acompañante del hombre en los Bateyes hacia una sujeta migratoria que desempeña
labores económicas de forma independiente en las zonas urbanas de República Dominicana.
Para ello, se examinaron las diferentes características que representan el perfil de estas
mujeres haitianas en las zonas urbanas, distanciándolas analíticamente de las sujetas
insertadas en los movimientos migratorios anteriores.
Los resultados de este ejercicio comparativo permitieron manifestar el advenimiento de una nueva
tendencia migratoria femenina que se distancia por sus particularidades socioeconómicas. Este
movimiento migratorio se desmarca significativamente por ser reciente, joven, urbano y autónomo.
En este sentido, el nivel escolar y el tipo de inserción laboral establecen
características significativas respeto del nuevo flujo migratorio femenino.
El argumento anterior justifica el análisis de la migración haitiana en República
Dominicana desde una perspectiva de género ya que no solamente visibiliza a la sujeta migrante
dentro de dicho movimiento migratorio, también se evidencia las múltiples tendencias en
las cuales las mujeres se pueden incorporar según sus características
socioeconómicas.
Es preciso entonces estudiar más intensivamente a la mujer migrante insertada en zonas urbanas y
romper con la precariedad de las escasas investigaciones enfocadas en esta temática. Es
substancial volver a efectuar una encuesta nacional enfocada específicamente en la
descripción socioeconómica de la mujer haitiana, enfocando además el
carácter urbano de su migración. Esto no solamente permitiría describir de forma
más precisa a la sujeta sino comparar los datos con la primera encuesta y analizar los cambios en
esta corriente migratoria femenina.
Como estas sujetas se caracterizan por su autonomía, se debe analizar además si la
migración les permite emanciparse o más bien las integran en una red de
discriminación y vulnerabilidad por estar desprotegidas en un país ajeno, y observar
cómo la urbanización contrae diferentes tipos de discriminaciones. Sin olvidar el estudio
de cómo les afecta a las migrantes, relacionando sus diversas inserciones laborales desde una
perspectiva de género.
Si bien el propósito de este artículo era otro, se cree fundamental también
añadir la perspectiva racial a los mecanismos analíticos migración/género en
República Dominicana, ya que el contexto histórico en este país se ve marcado por
un antihaitianismo.34 Este se delimita como un rechazo tanto de la cultura africana como del
aporte de la cultura haitiana en la creación de una identidad en la nación.Esta realidad
afecta entonces a las migrantes en zonas urbanas y complica el análisis de las discriminaciones
padecidas, ya que problematiza su identidad como migrante femenina haitiana afrodescendiente. Estos
elementos implican un trato discriminatorio que puede afectar de manera diferente a la mujer desde una
perspectiva de género, y también desde un ángulo urbano.
Se cree fundamental además agregar al estudio un enfoque cronológico que confronte los
aspectos examinados en este artículo con las consecuencias/cambios observados a raíz del
terremoto de Haití en 2010. Es decir, analizar las variaciones en las características de
las mujeres haitianas migrantes en zonas urbanas de la República Dominicana luego del sismo
haitiano.
Se cree entonces importante profundizar la potencial fragilidad del movimiento migratorio femenino
haitiano urbano y sus trasformaciones posterior al terremoto. No solamente para alcanzar una
aproximación de la migración desde una perspectiva de género sino también
para analizar los impactos del sismo haitiano sobre la llegada de migrantes femeninas a República
Dominicana y sus diferentes latitudes. Es decir, viendo la migración desde un eje
multidireccional. Esto permitiría entonces examinar el eje trasnacional que impone las nuevas
condiciones de migraciones que sectorizan a las sujetas migrantes haitianas. Si bien un esfuerzo ha sido
abordado desde la mirada del Observatorio Migrante del Caribe (OBMICA) en República Dominicana,
pocas son las investigaciones que observan estos tipos de cambios comparativos.
En conclusión, la mujer haitiana en las zonas urbanas representa a una sujeta recientemente
evidenciada dentro de las investigaciones migratorias, que se define por características
disímiles a las migrantes insertadas en los Bateyes dominicanos. Este aspecto impone la necesidad
de un estudio más exhaustivo de esta sujeta migrante para lograr examinar y evidenciar
cuál es el impacto de las diferentes particularidades que la describen, la discriminan o la
emancipan por ser mujer en las zonas urbanas de República Dominicana.
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22El rostro de Miriam en el ir y venir de la mujeres inmigrantes de ONE RESPE (2007) analiza estadísticamente las características socioeconómicas (entre otras) de las sujetas migrantes haitianas en dos ciudades específicas de República Dominicana: Gurabo y Haina. Por las especificidades de la presente investigación, se cree oportuno recurrir a los resultados de Gurabo, ya que esta ciudad se encuentra ahora aglomerada por la ciudad de Santiago y se caracteriza por su urbanización.