POLÍTICA ECOLÓGICA Y ECOTURISMO. USO Y APROPIACIÓN DE LOS TERRITORIOS MAYAS EN TABASCO

 

Manuel Jesús Pinkus Rendón
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE YUCATÁN

 

RESUMEN:

Hoy es cada vez más difícil considerar a la naturaleza como un elemento externo e independiente de la sociedad. Procesos como el cambio climático, la deforestación y la pérdida de biodiversidad, son algunas muestras de la capacidad humana para alterar la dinámica de los sistemas naturales pero, aún más importante, nos señalan que aquello que conocemos como naturaleza puede ser socialmente creado, tanto en términos discursivos como materiales.

El propósito de este trabajo es reflexionar acerca de los procesos sociales y políticos ligados a las trasformaciones ambientales, así como las luchas materiales y discursivas que se establecen en torno a los recursos naturales en el área natural protegida conocida como el Cañón del Usumacinta en el municipio de Tenosique, Tabasco, cuyos habitantes son de origen maya y se hallan ubicados en un área geográfica de enorme riqueza no solo natural sino también cultural; comunidades que hasta ahora han sido de una u otra manera impactadas por los macro procesos globalizadores a través de los programas de desarrollo turístico impulsados en forma vertical por los distintos niveles de gobierno.

Si bien, en su política ecológica, el gobierno estatal plantea que el desarrollo económico y social puede ser alcanzado por medio del desarrollo sustentable a través del ecoturismo, contemplado como un instrumento para combatir la pobreza y elevar el nivel de vida de la población, no obstante para ello es importante conocer y evaluar la infraestructura de los sitios que se pretenden promover dentro de esta actividad, así como proteger el patrimonio natural, valorar el sector social, y provocar una mayor equidad de los beneficios turísticos en los pueblos en cuestión para lograr un desarrollo sustentable.

PALABRAS CLAVE: Desarrollo sustentable, ecoturismo, política ecológica.

ABSTRACT:

Today it is increasingly difficult to regard nature as an element that is external to and independent from society. Processes such as climate change, deforestation and the loss of biodiversity are some of the signs of human beings’ capacity to alter the dynamics of natural systems. Even more importantly, these processes indicate that what we know as nature may be socially created in both discursive and material terms.

This article seeks to reflect on the social and political processes linked to environmental transformations, and on the material and discursive struggles taking place around natural resources in the protected natural area known as Cañón de Usumacinta in the municipality of Tenosique in Tabasco. The inhabitants of this place are of Maya origin and live in a geographical area of enormous natural and cultural richness. They are communities that in one way or another have been affected by globalizing macro-processes through the tourist development programs imposed by the various levels of government.

The state government suggests, in its ecological policy, that economic and social development can be achieved by means of sustainable development through ecotourism, regarded as an instrument for combating poverty and raising the population's standard of living. It is nevertheless important to study and evaluate the infrastructure of sites that are being promoted within this activity, and to protect their natural assets, prioritize the social sector and promote greater equity in the profits from tourism in these areas, in order to achieve sustainable development.

KEY WORDS: Sustainable development, ecotourism, ecological policy.

 

 

PATRIMONIO Y DESARROLLO TURÍSTICO

En su más amplio sentido, el patrimonio natural y cultural pertenece a todos los pueblos. Cada uno de nosotros tiene el derecho y la responsabilidad de comprender, valorar y conservar sus valores universales (ICOMOS 1999: 1)1.

El concepto de patrimonio es extenso e incluye tanto los entornos naturales como los culturales. Abarca los paisajes, los sitios históricos, los emplazamientos y entornos construidos, así como la biodiversidad, y objetos diversos tales como la cerámica, el vestido, etc., las tradiciones pasadas y presentes, y los conocimientos y experiencias vitales. Registra y expresa largos procesos de evolución histórica, constituyendo la esencia de muy diversas identidades nacionales, regionales, locales, indígenas y es parte integrante de la vida moderna. Es un punto de referencia dinámico y un instrumento positivo de crecimiento e intercambio. La memoria colectiva y el peculiar patrimonio cultural de cada comunidad o localidad es insustituible y una importante base para el desarrollo no solo actual sino futuro (ídem).

En estos tiempos de creciente globalización, la protección, conservación, interpretación y presentación de la diversidad cultural y del patrimonio cultural de cualquier sitio o región, son un importante desafío para cualquier pueblo en cualquier lugar. Sin embargo, lo normal es que cada comunidad en concreto o grupo implicado en la conservación se responsabilice de la gestión de este patrimonio, teniendo en cuenta las normas internacionalmente reconocidas, que deben ser aplicadas de forma adecuada (ídem).

Un objetivo fundamental de la gestión del patrimonio consiste en comunicar su significado en la vida del planeta y la necesidad de su conservación tanto a la comunidad anfitriona como a los visitantes. El acceso físico, intelectual y emotivo, sensato y bien gestionado, a los bienes del patrimonio, así como el acceso al desarrollo cultural, constituyen al mismo tiempo un derecho y un privilegio.

Esto conlleva la responsabilidad de respetar los valores del patrimonio natural o cultural, de igual manera los intereses y patrimonios de la comunidad anfitriona, de los pueblos indígenas conservadores de su patrimonio o de los poseedores de propiedades históricas, así como la obligación de respetar los paisajes y las culturas a partir de las cuales se ha desarrollado dicho patrimonio.

Es claro que el turismo local, nacional e internacional, es uno de los medios más importantes para el intercambio cultural, pues ofrece una experiencia personal acerca de lo que pervive del pasado, de la vida actual y de otras sociedades. Los gobiernos, incluyendo los de estados como Tabasco y en particular el municipal de Tenosique, cada vez más lo presumen en el resto del país y en el extranjero como una alternativa para la conservación de la naturaleza y de la cultura, además de incluirlo dentro del desarrollo; exclusivamente en términos de infraestructura y no en términos de la construcción de capacidades sociales y mercados. Se piensa que el turismo, y en lo específico el ecoturismo, puede generar recursos económicos del patrimonio cultural y natural y aprovecharlos para su conservación, captando fondos, educando a la comunidad e influyendo en su política, aunque lamentablemente dichas acciones en la mayoría de las ocasiones se quedan en el discurso político. De igual forma hay que considerar que la actividad turística trae consigo impactos positivos y negativos para la comunidad anfitriona, es por ello que independientemente de la intervención económica que pueda tener en ella, se requiere de un proceso de aprendizaje que optimice la percepción y la actitud de la comunidad receptora hacia el turismo y crear conciencia acerca de sus beneficios y riesgos. Dicho de otra forma, crear y difundir una cultura turística, que habitualmente recae en manos del gobierno y/o de las ONG interesadas en dicha actividad (Gurría 2004).

Los paisajes naturales, como les llamamos en este trabajo, constituyen los máximos atractivos del turismo ecológico que se intenta desarrollar en Tenosique. Sin embargo, hay que tomar en consideración que este turismo en forma excesiva o gestionado con cortedad de miras, así como el turismo considerado como simple crecimiento, pueden poner en peligro la naturaleza del patrimonio natural y cultural, su integridad y sus características identitarias. Así, el entorno ecológico, la cultura y los estilos de vida de las comunidades anfitrionas, se pueden degradar al mismo tiempo que la propia experiencia del turista.

Por su propia naturaleza, el turismo ha llegado a ser un complejo fenómeno de dimensiones políticas, económicas, sociales y ecológicas. Se pueden descubrir numerosas oportunidades y posibilidades. Sin embargo, es necesario conocer la interacción existente entre los deseos y expectativas de los visitantes, que en algunas ocasiones pueden ser potencialmente contradictorios con las aspiraciones, deseos y expectativas de las comunidades anfitrionas en donde se pretende desarrollar un proyecto de esa naturaleza.

Por tanto, el turismo debería aportar beneficios a la comunidad anfitriona y proporcionar importantes medios y motivaciones para cuidar y mantener su patrimonio y sus tradiciones vivas. Con el compromiso y la cooperación entre los representantes locales y de las comunidades, los conservacionistas, los operadores turísticos, los propietarios, los responsables políticos, los encargados de elaborar planes nacionales de desarrollo y los gestores de los sitios, se puede llegar a una industria sostenible del turismo y aumentar la protección sobre los recursos del patrimonio en beneficio de las futuras generaciones (ICOMOS op. cit., p. 2).

 

EN TORNO AL ECOTURISMO

En el marco del discurso de desarrollo sustentable, un nuevo elemento se ha sumado al desarrollo de la industria turística global: el ecoturismo. Según Ecotourism Society, ecoturismo es «viajar en forma responsable a las áreas naturales, conservar el ambiente y mejorar el bienestar de la comunidad local. El Ecoturismo está a favor de la conservación que conecta a las comunidades y el recorrido sostenible». Este tipo de turismo «resuelve las necesidades de los actuales turistas que llegan a las regiones [se refiere a las áreas naturales] mientras que protege y realza las oportunidades para el futuro [de los habitantes locales]»2

 Brandon (1993) señala que supuestamente esta modalidad del turismo debe ser más sensible y provocar menos efectos negativos en el medio ambiente y en la cultura local a diferencia del turismo masivo (Brandon 1993, apud Daltabuit 2000: 44). 

 Las agencias internacionales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo han propuesto y promovido el ecoturismo en los países del tercer mundo como una alternativa de desarrollo que provee beneficios ambientales socioeconómicos, amén de culturales, tanto en el ámbito local como nacional. Al ecoturismo se le ha entendido como un elemento importante del desarrollo sustentable que une el desarrollo económico con la conservación de los recursos naturales. Inclusive se han definido diferentes tipos de ecoturismo, por ejemplo: el arqueoturismo, el etnoturismo, el turismo de naturaleza, de aventura, por mencionar algunos (Farrel y Runyan 1991, apud Daltabuit, ídem).

De acuerdo con Brandon (1996), el ecoturismo debe promover actividades en la esfera local que no solo mejoren la calidad de vida de los habitantes de la zona sino que también fortalezcan la preservación de sus recursos naturales (Brandon 1996, apud Daltabuit op. cit., p. 45). Por su parte, Danilo Saravia3 señala: «El ecoturismo es un tipo de turismo guiado hacia el desarrollo de la historia natural, la cultura y la estructura social en armonía con el ambiente físico, con el contexto ambiental, con el uso de la tierra y las características culturales, para asegurar la sustentabilidad en el sentido de conservar los mismos valores para las generaciones futuras» (Cuadra 2002: 6)4. A su vez, el director ejecutivo del programa de la Organización de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Mustafa Tolba, señala y advierte que el ecoturismo puede verse de dos formas antagónicas: la negativa, que se traduce en la destrucción de frágiles ecosistemas, además de contribuir a la inflación, cambiar estilos de vida locales, causar contaminación, etc.; y el aspecto positivo, la promoción de empleos e intercambios económicos para beneficios del país, como fuente de recursos para mantener reservas, promover la fabricación de artesanías como productos turísticos, el trabajo y desarrollo económico y social de la comunidad en donde se pretende desarrollar (Mújica y Mesa 2005).

 En las últimas dos décadas, numerosos investigadores de ciencias sociales han estudiado el ecoturismo. Se observan dos posiciones analíticas. Por una parte están aquellos investigadores —sumados a agentes gubernamentales, organizaciones internacionales y empresariales— que establecen que el ecoturismo tiene grandes potenciales y se enfocan en el tipo y magnitud de sus beneficios, aparentemente la conservación del medio ambiente y la elevación de los niveles de vida de las poblaciones. Por otra parte, están los científicos sociales que señalan que el ecoturismo no ha brindado los beneficios esperados, anotando los impactos negativos (Daltabuit op. cit., p. 45).

 Quienes están en el primer grupo argumentan que el ecoturismo es un elemento importante del desarrollo sustentable, que une el desarrollo económico con la conservación de los recursos naturales (Farrel y Runyan 1991, Brandon 1993, apud Daltabuit op. cit., p. 45). 

             Esta aseveración se sustenta en las siguientes premisas clave:

a)  Aporta una fuente de financiamiento para el mantenimiento y preservación de áreas naturales y culturales protegidas.

b) Sirve como catalizador para el desarrollo económico mediante la generación de empleos en los ámbitos local y nacional.

c) Genera divisas, aumentando el ingreso nacional y,

d) crea un mayor entendimiento y apreciación de otras culturas y ambientes naturales (Brandon 1993, apud Daltabuit, ídem.)

 

El segundo grupo está conformado por científicos sociales,5 quienes demuestran que:

 

El ecoturismo ha generado varios problemas, más que lograr los beneficios ambientales y sociales mencionados. Algunos de estos problemas son: una rápida degradación ambiental en ecosistemas frágiles  —hasta ahora bien conservados—, la alteración de las culturas más marginales, así como la perpetuación de las inequidades sociales (Daltabuit op. cit., p. 46). 

 

Otro problema al que se enfrenta el ecosistema con el ecoturismo es la alteración física en suelos, causada por vehículos motorizados, caballos o bestias de carga, bicicletas y caminantes. Es decir, la reacción de los suelos a estas presiones y cargas queda evidenciada por una serie de cambios físicos. La compactación de suelos es producida tanto por pisoteo de los caminantes como por el tránsito vehicular de caballos y bestias de carga. Las actividades de campismo obviamente también producen compactación en el suelo, además de basura y en algunas ocasiones hasta incendios, sobre todo en sitios muy concurridos; el tránsito continuo reduce la capacidad del suelo para recuperarse de la compactación, debido a la disminución de raíces activas.

 Para el estudio del ecoturismo desde la mirada antropológica se han propuesto lineamientos e indicadores en cuanto a los planteamientos teóricos sobre las condiciones necesarias bajo las cuales se debe de promover y manejar para llegar a ser exitoso, asimismo para evaluar la relación entre los habitantes locales, las áreas naturales o culturales protegidas y la actividad turística (Daltabuit 2007: 108). Primero es necesario considerar que el ecoturismo requiriere de varios niveles de infraestructura y puede inducir cambios en las economías locales, regionales o nacionales, que pueden ser muy favorables o totalmente contrarios. En cada nivel los impactos del ecoturismo en términos ecológicos, económicos y sociales, dependen de la participación y beneficios obtenidos por la población local, amén de que tanto el ecosistema del área como el tipo de ecoturismo determinarán lo que es un nivel sustentable del desarrollo turístico (Boo 1990).

 El carácter irreversible que tiene el hecho turístico y del cual debe participar de alguna manera la mayoría de la población y las tendencias modernas del desplazamiento de personas orientado hacia la ecología, crean la necesidad imperiosa de proteger, a la vez que utilizar, las áreas naturales y rurales de los impactos tanto ambientales como culturales. Al mismo tiempo, las comunidades receptoras deben participar de los beneficios. Por ello se requiere que el desarrollo turístico se sustente y sostenga en un marco ético y con plena conciencia ecológica que deben poseer tanto los sujetos como los receptores del turismo (Gurría 2004: 15).

 Por lo anterior, resulta indispensable considerar que la organización comunitaria juega un papel muy importante para el establecimiento y desarrollo de los proyectos de ecoturismo. La introducción de una nueva actividad económica a una comunidad puede generar cambios en la estructura y organización interna que se verán reflejados en las relaciones de poder, creando en el seno de la misma conflictos de intereses y de autoridad. Debido a ello la participación de diferentes sectores de la población en el ecoturismo tenderá en algunas ocasiones a ser desigual y no representativa.

 La evaluación del éxito de los proyectos de ecoturismo se puede llevar a cabo a través del análisis de sus objetivos básicos, como son en un primer momento los beneficios socioeconómicos locales; segundo, la conservación del área protegida y, finalmente, la educación ambiental. 

 

LA POLÍTICA ECOLÓGICA EN TABASCO

El área meridional del occidente tabasqueño nos señala ya desde su nombre mismo, Región de Los Ríos, los elementos paisajísticos que la caracterizan, condicionados en buena medida por las dos grandes cuencas que la atraviesan: la del San Pedro Mártir y la del Usumacinta. El primero, que nace en la montañosa región de Los Cuchumatanes guatemaltecos —gracias a la confluencia de los ríos La Pasión, Chixoy y Salinas—, tras atravesar Chiapas irrumpe en el territorio tabasqueño cerca del poblado de Francisco I. Madero, Tenosique, desagua un área de 63,804 km2. A 40 km de Boca del Cerro, donde inicia su cuenca baja, se le une el San Pedro Mártir, y en las cercanías de Emiliano Zapata une su cauce al del río Chacamax, que recoge las aguas de las montañas de Palenque. En su curso al mar proyecta dos distribuidores: el Palizada, que desembocará en Laguna de Términos, y el San Pedro y San Pablo, que marca los límites entre Campeche y Tabasco. Su mayor volumen, empero, se dirige hacia el noreste donde se une, en el área denominada Tres Brazos, al río Grijalva, procedente de la porción oriental del estado. Juntos drenarán en el Golfo de México.

Estos sistemas hídricos, que se cuentan entre los más caudalosos del territorio mexicano —constituyendo cerca de una tercera parte de las reservas hídricas del país—, posibilitan no solo diversas unidades geomorfológicas —sierras, terrazas fluviales, llanuras aluviales y dunas costeras— sino también una vegetación rica y variada que incluye algunos manchones de selvas altas y medianas, popales, pastizales y el humedal más importante de Mesoamérica, la Reserva de la Biosfera Pantanos de Centla, cuya extensión, cercana a 303,000 ha, la convierte en la reserva natural más amplia del estado. Punto también a destacar es el que esta porción del territorio de Tabasco muestra formaciones montañosas, en sus áreas fronterizas con Guatemala y Chiapas, que si bien son de escasa altura —cercanas a 250 m— poseen importancia por su capa vegetal y la fauna que las habita (Ruz y Pinkus 2004).

En la región de Tenosique, allí donde las márgenes del Usumacinta pierden su menguado ropaje arbóreo para venir a reflejar pastizales, exhibe sin disimulos la transición de una corriente aún selvática a otra de franco rostro de planicie. Indudablemente más homogénea desde el punto de vista poblacional y cultural —como era de esperar después de siglos de colonización continuada—, ostenta una faz de mestizo vaquero y campesino, en la que un ojo atento descubre sin mayor esfuerzo rasgos maya yucatecos, choles y tseltales chiapanecos y, aun cuando menos acusados, otros de origen chontal e incluso negro.

 

Imagen 1. Foto satelital del Cañón del Usumacinta

Fuente: http://earth.google.es

 

 

En la época actual, dicha recreación identitaria ha sabido de nuevas modificaciones por los fenómenos globalizadores de corte neoliberal. Para los fines que aquí nos interesan, resulta de particular relevancia aproximarse a programas tales como el Proyecto Mesoamericano —antes Plan Puebla Panamá—, el denominado Mundo Maya y el Corredor Biológico Mesoamericano, ya que inciden en actividades turísticas y de desarrollo sustentable que afectan directamente a las comunidades asentadas en las áreas donde se pretenden desarrollar Programas en cuya planeación por desgracia rara vez se toma en cuenta a las comunidades y que por lo común se les presentan como una mera alternativa económica, pero sin considerarlas como estrategias para favorecer al mismo tiempo la capacitación de sus miembros en el desarrollo de las actividades de bienestar comunitario —v. g. educación, administración— o en aquellas tendientes a reforzar las especificidades de su identidad cultural.

El interés de desarrollar tales programas en la zona obedece no solo a la tradicional —e inexplicable— exclusión del territorio tabasqueño en los proyectos turísticos, sino a hechos estratégicos tales como el de que en su territorio Tabasco posee casi ¾ partes de los cuerpos hídricos del país, entre los que se cuentan innumerables cuerpos lagunares y áreas de tremedales y pantanos, además de cuencas fluviales tan importantes como las del Usumacinta, Grijalva, Mezcalapa, Tonalá y Río de la Sierra, entre otras.6 

 

INICIATIVAS TURÍSTICAS EN EL CAÑÓN DEL USUMACINTA

La riqueza paisajística de la región del Cañón del Usumacinta, que incluye los cuerpos de agua, flora y fauna, conlleva un enorme potencial para desarrollar programas de ecoturismo; a ellos se suman sus atractivos arqueológicos —Pomoná, Reforma, Jonuta, San Claudio, San Pedro, Panhalé, Santa Elena y Acalán—, espeleológicos —en especial, en el municipio de Tenosique— y la posibilidad de practicar deportes extremos, tanto en sus corrientes fluviales como en las selvas asociadas, como vimos anteriormente.

Dicha riqueza natural se ve acrecentada en el aspecto cultural por el hecho de tratarse de comunidades de diversa filiación étnica, puesto que las hay de origen chol y tseltal en las partes altas, y descendientes de chontales, yucatecos y mestizos en las partes bajas. A ello se agregan variaciones en la actividad económica y obviamente en las culturales. Pese a todas estas diferencias, los gobiernos federal y estatal pusieron en marcha un proyecto ecoturístico en el Cañón del Usumacinta: Boca del Cerro.7

Otro factor que contribuyó para incorporar a estas comunidades el complejo turístico fue el hecho de tratarse de ejidos, lo cual resultaba indispensable para obtener recursos económicos a través de la Comisión Nacional Forestal, Conafor,8 quien otorgó $2,000,035 pesos con los que desarrollar el proyecto. 

Para las comunidades ubicadas en las márgenes del río Usumacinta en la zona del Cañón del Usumacinta —Boca del Cerro— se diseñó un ambicioso desarrollo ecoturístico que, entre otras acciones, buscó concertar a once ejidos —en una asociación denominada Pantié Witz— que idealmente ofrecería a los turistas los servicios de guía, alimentación y hospedaje, amén de ofertar los atractivos naturales de cada uno de los ejidos participantes, como bien pueden ser los cenotes, grutas, vestigios arqueológicos, y el propio paisaje natural con su río; así se señala en el «Programa de desarrollo turístico» elaborado por el gobierno del estado de Tabasco y el municipio de Tenosique (2004).

Si bien se trata de comunidades que comparten características como poseer tierras aledañas a la cuenca del Usumacinta, se encuentran ubicadas en distintas cotas geográficas, lo que incide en la presencia de diversos tipos de paisajes. A lo anterior, se suma la falta de consideración del gobierno del Código Ético Mundial para el Turismo (2002),9 el cual expresa que se favorecerá la introducción en los programas de estudios de la enseñanza del valor de los intercambios turísticos, de sus beneficios económicos, sociales y culturales, y también de sus riesgos. Pues si bien la actividad turística podía atraer capital para coadyuvar a la subsistencia de las localidades anfitrionas, también es cierto que estas carecían de una cultura turística que fuera parte de su cultura10 orientada al conocimiento y valoración del fenómeno turístico que busca la satisfacción de los turistas y los mayores beneficios cualitativos y cuantitativos para las comunidades anfitrionas.

 

 

Imagen 2. Fotografía satelital de Boca del Cerro y Pantié Witz

            Fuente: http://earth.google.es

 

 

De igual manera, es importante mencionar que si bien el chontal es considerado como el pueblo mesoamericano más representativo de Tabasco, la región del Usumacinta mantiene tanto la característica de pluriculturalidad, a la que aludíamos arriba, como la de ser zona de intensos movimientos poblacionales, con representantes tanto de las diversas subregiones del estado como de otras entidades —Michoacán, Veracruz, y en particular Chiapas— e incluso de los países centroamericanos, ya que se trata de una zona de paso de numerosos ilegales en tránsito hacia Estados Unidos, que circulan por el área emigrados en busca de trabajo; para muchos resulta claro que el día de mañana la región podría constituirse en área de tránsito de no pocos turistas.

A lo anterior se agrega el atractivo de la vecindad que guarda la región en su extremo meridional con sitios prehispánicos de primera magnitud tanto en Chiapas —Palenque— como en Guatemala —El Naranjo y Piedras Negras—. Lo anterior hace fácil comprender el interés del gobierno tabasqueño en desarrollar un programa tendiente a poner en valor las potencialidades turísticas de la región, dirigido tanto al turismo regional como al supuesto gran número de turistas que transitarán por la nueva carretera Palenque-Tikal (Subsecretaría de Turismo 2004).

 

             Imagen 3. Mapa del triángulo turístico entre Tikal-Palenque-Calakmul11

            Fuente: Subsecretaría de turismo del gobierno del estado de Tabasco, 2005.

 

 

Con la finalidad de dar voz a los actores involucrados en esta iniciativa turística impulsada por el gobierno, realicé una serie de entrevistas tanto a las autoridades responsables de dichos programas de desarrollo turístico, como a los pobladores de la zona que ha sido contemplada en dichos proyectos. De todas las entrevistas efectuadas relacioné aquellas que me permitieron obtener los datos más representativos acerca de las generalidades y particularidades de la expresión de las políticas gubernamentales, así como de sus repercusiones en las comunidades.

En una conversación con el Lic. Víctor Palma Ricárdez, ex secretario particular del presidente municipal (2004-2005), y director de Atención Ciudadana (2006) señaló en este sentido que:

 

… las obras más importantes que se suman al Plan Puebla Panamá [ahora Proyecto Mesoamericano] son [sic] la pavimentación de la carretera Balancán-Tenosique, a fin de promover el desplazamiento de mayor número de personas de ese municipio hacia Tenosique. Además ya se ha comenzado a construir la carretera de El Naranjo [Guatemala]-Tenosique-Gregorio Méndez-Palenque, esta carretera es parte del compromiso de Guatemala y México para crear el triángulo turístico que unirá Tikal [Guatemala], Palenque [Chiapas] y Calakmul [Campeche]. Esta obra forma parte de los proyectos del Plan Puebla Panamá, en lo referente a infraestructura carretera y promoción del turismo, ya que se contempla que con ella los turistas podrán cruzar por Tenosique, en donde se les ofrecerá los atractivos que el municipio está ofertando, básicamente los paisajes naturales, así como los sitios arqueológicos, entre ellos Pomoná y Panhalé, y en la cabecera municipal se encontrará la venta de artesanías de cuero, máscaras de madera y artículos relacionados con la danza del Pochó…

 

Respecto a la construcción del tramo carretero de El Ceibo a Tikal, a pesar de estar enmarcado como una obra del entonces Plan Puebla Panamá en el rubro de la infraestructura carretera, no ha sido construido por parte del gobierno de Guatemala, por lo que el gobierno mexicano se dispuso a pavimentar ese recorrido. No obstante, tampoco esta iniciativa ha rendido frutos, pese a la intervención de la Cámara de Senadores y del Congreso tabasqueño instando a la Secretaría de Relaciones Exteriores y a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para que apoyaran el proyecto, las cuales dicen no tener el presupuesto para llevar a cabo la obra.

Por lo que refiere a la capacitación otorgada por el gobierno para la elaboración de artesanías, de nada ha servido hasta la fecha, ya que los supuestos beneficiarios no las producen, principalmente porque no hay un mercado en donde las puedan colocar.

El gobierno del estado de Tabasco, a través de su Subsecretaría de Turismo, diseñó una serie de proyectos turísticos que denominó «proyectos insignia», los cuales serían los más importantes a desarrollar en los municipios de Balancán, Emiliano Zapata y Tenosique, ya que servirían para fortalecer el desarrollo del sistema turístico en la Subregión Ríos. Para el caso de Tenosique se desarrollaron dos proyectos, el «Complejo ecoturístico de Pantié Witz» y el «Corredor turístico Boca del Cerro», que incluían los siguientes componentes:

Imagen 4. Carteles y folletos turísticos, elaborados por el gobierno del estado

Fuente: Subsecretaría de turismo del gobierno del estado de Tabasco, 2004.

 

 

Imagen 5. Iniciativas turísticas en Boca del Cerro12

Fuente: Subsecretaría de turismo del gobierno del estado de Tabasco, 2004-2006.

 

 

EL PROYECTO DE DESARROLLO DEL ECOTURISMO DE PANTIÉ WITZ  

El proyecto ecoturístico denominado Pantié Witz tuvo como objetivo desarrollar un «ecoalojamiento», o parque con servicio de hospedaje ecológico de categoría internacional, para ofrecerlo a un turismo local, nacional y sobre todo para el extranjero interesado en los paisajes medioambientales. Con el fin de lograr lo anterior se propuso a ejidatarios de once comunidades —algunas de origen maya— llevar a cabo el desarrollo de dicho proyecto, mediante su organización como asociación civil, el otorgamiento del predio, su mano de obra y la capacitación (Hernández 2003). 

En 1994 la Secretaría de Turismo (Federal) elaboró la Estrategia Nacional de Ecoturismo, con la que sentaba las bases y directrices principales para permitir que el proyecto de ecoturismo se convirtiera en un verdadero mecanismo de desarrollo económico y sustentable. Consideraba que la riqueza de los recursos naturales constituía un potencial más que suficiente para emprender una empresa turística de tal naturaleza. Tabasco era un importante candidato, en la medida en que el Usumacinta y su cuenca son de alta biodiversidad.13

Aunado al paisaje, configurado por un entramado mosaico de sistemas naturales y agroecosistemas, se consideró, como señalaba en líneas anteriores, el atractivo de la vecindad que el estado de Tabasco guarda con sitios prehispánicos de primera magnitud en Chiapas y Guatemala, que prometían incrementar la potencialidad turística de la región al captar tanto a los turistas regionales y nacionales como a los extranjeros que transitarían en las nuevas carreteras de Palenque-Tikal y en las que se construirían como parte de la sexta Iniciativa de integración vial del Plan Puebla Panamá.

Así, a través de los programas nacionales y estatales de turismo se definieron las líneas de acción del proyecto de ecoturismo que se emprendería en la Región de los Ríos,14 municipio de Tenosique; con un enfoque de aprovechamiento responsable, distributivo y rentable que fortaleciera el turismo como medio para obtener divisas y satisfacer la demanda. La meta era convertir a todas las regiones de Tabasco en un destino turístico, bajo la idea de que: «El hombre hoy día regresa a realizar las actividades que en su origen realizó: caminar, descender ríos, escalada de roca, travesía de montaña, moverse y sobrevivir en medio de la naturaleza, efectuar un viaje lento y cansado —“Trekking”» (Hernández op. cit.).

 

El Programa de Desarrollo Turístico del municipio de Tenosique ... tiene congruencia con el Programa Estatal de Turismo 2004-2006, basándose en el Plan Estatal de Desarrollo 2002-2006 (PLED) y el Programa Nacional de Turismo 2001-2006, y se inserta en las oportunidades que representan otros programas internacionales, nacionales y regionales como el Mundo Maya y el Plan Puebla-Panamá, lo que asegura la congruencia de los objetivos, estrategias y acciones identificadas con las orientaciones que plantean los retos del desarrollo nacional y estatal (Gobierno municipal de Tenosique 2004).

 

En 2002 Conafor, por medio de su Programa para el Desarrollo Forestal, aceptó la propuesta presentada al Comité Operativo Estatal y autorizó una inversión de $2,300,000 pesos, que sería el «capital semilla» de este proyecto. La propuesta fue presentada por la consultoría de nombre «Bio arquitectura del Confort. Despacho de arquitectura ecológica alternativa»15, quienes quedan como responsables de la ejecución del plan. Por otra parte, a los campesinos de los once ejidos se les instó a organizarse por medio de una mesa directiva, constituida por un presidente, un secretario, un tesorero y los vocales, que fungirían como sus representantes. En cada ejido participó un promedio de 90 personas, de modo que en el proyecto el número total de socios fue aproximadamente de 990 ejidatarios. Así se inicia esta propuesta que se clasifica como Proyecto Regional o de Conjuntos Prediales; proyectos o solicitudes que proponen una integración regional o predial para incrementar o administrar los apoyos obtenidos del gobierno.

El nueve de julio de 2004 el gobierno del estado presentó ante los medios masivos de comunicación los avances de la obra del proyecto ecoturístico llamado Pantié Witz16 —que en lengua chol significa «Puente en el Cerro»—. De acuerdo con el gobierno estatal, los ejidatarios participantes «manifestaron» su beneplácito por participar en dicho proyecto de desarrollo económico por su necesidad de complementar sus actividades productivas con otra labor que les permitiera obtener recursos económicos sin tener que deteriorar su medio ambiente. Con esta finalidad propusieron la utilización del predio del ejido Crisóforo Chiñas, ubicado justamente frente al Cañón del Usumacinta, conocido como Tulacal, para que en él se erigiera la infraestructura del complejo turístico que les estaban proponiendo desarrollar.

Desde sus inicios Pantié Witz tuvo como idea fundamental que los propios ejidatarios fueran quienes coordinaran, operaran, administraran y distribuyeran entre sí los beneficios económicos que esta empresa turística pudiera generar. Asimismo, favorecería la creación de empleos,17 guías especializados y diversos servicios operativos del parque, de las cabañas, de las albercas y de toda la infraestructura que se construyera. Además, sería un factor que daría impulso a otras actividades productivas que se integrarían a las cadenas productivas de este proyecto, como la producción de artesanías, la producción y reproducción de especies de flora y fauna, la industrialización de productos naturales como mermeladas, vinos de frutas, etc. Por último, se apostaba que todos los beneficios que esta pequeña empresa turística aportara a los socios repercutirían en el mejoramiento de las condiciones de vida de sus familias y, en general, de las comunidades.

En el equipamiento para la zona Este de convivencia —del otro lado del río, en el cerro donde se encuentran los vestigios prehispánicos de Panhalé—, se encontraría otro estacionamiento, juegos extremos para niños y adultos, y a través de senderos ecológicos se llegaría hasta el abordaje del teleférico —que cruzaría por arriba del Usumacinta hasta la parte más alta del cerro en donde se sitúa el ecoparque—, en donde habría una plataforma de observación y la estación del teleférico. Asimismo existiría un sitio para el tratamiento de basura.

Por su parte, en la zona Oeste —predio de Pantié Witz—, el equipamiento estaría conformado por el estacionamiento, búngalos, módulo de servicios de alimentos, museo, módulo de sanitarios, palapas «prehispánicas», un módulo de registro-administración, un spa, un módulo de medicina herbolaria, un módulo de cultura —foro para presentaciones artísticas danza, música, teatro, etc.—, las cabañas «rústicas», una Unidad de Manejo Ambiental, hortalizas, alberca, chapoteadero, pool-bar, yacusi, un restaurante «prehispánico», el circuito de ciclismo de montaña, los senderos ecológicos interpretativos, muelle-embarcadero, una tirolesa y un módulo de reciclaje (Hernández op. cit.). 

De igual forma, la puesta en marcha de Pantié Witz vendría ligada al desarrollo de un proyecto de conservación de los recursos naturales18 y generación de empleos, basado en los principios del «turismo responsable en la naturaleza» (ídem). 

Uno de los componentes que sirvió para convencer a las comunidades de participar en el proyecto —incluyendo las más alejadas, como Corregidora y Niños Héroes—, fue la promesa de adecuación de espacios para prácticas ecoturísticas en cada comunidad. Por ejemplo, se aseguró que en los poblados de San Marcos y Los Rieles de San José se desarrollaría infraestructura con conceptos distintos a los de otros parques ecoturísticos, para llevar a cabo el turismo de aventura y la práctica de deportes extremos como el canotaje, cabalgatas, paseos en tractor, rapel, etc.; en Santo Tomás se construiría un helipuerto, servicio de emergencias y una base militar (ídem).

 

 

Imagen 6. Desarrollo de infraestructura para implementar actividades turísticas

Fuente: Fotografía del autor.

 

 

Así en cada una de las comunidades habría un atractivo particular, a los que me referí en párrafos anteriores, y se dispondrían recorridos en lancha, a caballo, o bien caminando para llegar a cada poblado y disfrutar de ellos, y posteriormente regresar a dormir en Pantié Witz.

Lo anterior hace fácil comprender el porqué de la participación de las comunidades en el proyecto, pues se anunciaban beneficios directos mediante la llegada de turistas y la derrama económica que representaría. También es fácil entender el cómo en un inicio aceptaron hacer jornales sin salario en la construcción de las cabañas. 

Ante un proyecto de tal envergadura era obvio el interés del gobierno estatal, ya que en caso de llegar a operar, políticamente sería un éxito. Además, la iniciativa privada estaría presente financiando en un inicio los más complejos servicios, como la estación del teleférico, el helipuerto, etc., para posteriormente iniciar el libre mercado de tierras en sitios potencialmente demandados para la empresa turística en ciernes. Tal como señaló un ejidatario de Santo Tomás: «un alto funcionario de la Subsecretaría de Turismo me pidió que comprara 10 hectáreas donde está el cenote. Es de un pariente, pero me dice que es muy poco lo que le quieren dar por él … Ya lo estoy convenciendo pero no quiero problemas, además sólo quería darme cinco mil pesos de comisión».

OTRO PROYECTO. EL CORREDOR TURÍSTICO DE BOCA DEL CERRO, SAN CARLOS

El «Corredor turístico Boca del Cerro» se encuentra ubicado en la comunidad de San Carlos19   —Boca del Cerro—. En una entrevista con el coordinador de turismo de Tenosique mencionó:

 

En este proyecto converge un financiamiento tripartito entre el gobierno federal, el estatal y el municipal, con un monto de inversión de doce millones de pesos, para crear un parador turístico con servicio de embarcadero, restaurante, baños, estacionamiento y recorridos río arriba por el Usumacinta.20 Se decidió llevarlo a cabo ya que forma parte de los proyectos planteados por la Subsecretaría de Turismo, sin embargo hasta el momento no se ha definido la manera en que va a operar, es decir, quién lo va a administrar, cuántas personas van a trabajar aquí, de qué poblados, etcétera.

 

Es importante señalar que de las once acciones que se listan en el proyecto, en noviembre de 2006 se habían construido sólo una pequeña rampa para la entrada-salida de las lanchas y un embarcadero en donde abordan los turistas. De igual forma encontramos un área de bancas y mesas con techo de cemento cubierto de tejas de media caña o gallega, se han colocado faroles de iluminación y se ha pavimentado el acceso al mirador.

 

Imagen 7. Mirador turístico de San Carlos, Boca del Cerro

Fuente: Fotografía del autor.

 

 

El discurso del gobierno estatal y municipal, poco después de poner en marcha la construcción del complejo ecoturístico de Pantié Witz, fue motivador para la población de San Carlos. Esta idea surgía como parte del programa estatal y municipal de desarrollo turístico que, en palabras del subsecretario de Turismo, «traería consigo mucho dinero y fuentes de empleo para las poblaciones». Los funcionarios estatales decían: 

 

Entre los atractivos turísticos con los que cuenta Tenosique … río Usumacinta, en el que se realiza una gran variedad de actividades … Paseo en lancha, esquí acuático, kayak, pesca … apreciar la exuberante belleza de los paisajes naturales, como el balneario de Santa Margarita formado por piedras que crean albercas naturales y admirar la selva media perennifolia que bordea el cañón.

Este nuevo complejo, que contará con una serie de innovaciones turísticas para mayor comodidad de nuestros visitantes, tendrá en próximas fechas un extenso malecón, con áreas verdes, guarniciones, banquetas y un muro de contención, en el que se podrá admirar la belleza del paisaje y la imponente estructura del Puente de Boca del Cerro, el cual se planea iluminar con el propósito de que quienes nos visitan lo aprecien tanto día como de noche. Se construirán de igual forma: un área de juegos infantiles, palapas, área de estacionamiento, un restaurante en el cual el turista podrá deleitarse con diversos platillos típicos de esta región, y por último se construirá una zona de embarcadero para lanchas que contará con una rampa de uso general para la ciudadanía.

 Uno de los eventos más importantes que se lleva a cabo en el río Usumacinta es el Torneo Internacional de Pesca Deportiva del Róbalo de Oro, que se realiza anualmente en el mes de abril. Para este evento los participantes provienen de otros estados de la República, de Tabasco y de nuestro municipio.

El corredor turístico también estará integrado por el proyecto ecoturístico denominado Pantié Witz, que en lengua chol significa: Pantié, puente, y Witz, cerro, puente en el cerro. En este lugar el turista podrá admirar y convivir con la naturaleza, además de tener la alternativa de pernoctar en el sitio ya que cuenta con cuatro cabañas, además de una alberca con chapoteadero, baños, una palapa donde se expondrá artesanía y un área de estacionamiento.

 Cabe destacar que en este lugar se convivirá de forma equilibrada con la naturaleza, ya que los materiales empleados para construir esta reserva son de la localidad y los servicios de agua y luz se proporcionarán a través de medios naturales.

 

En entrevistas con los señores Eloy Durán Morales —padre del delegado— y José May Beltrán, ejidatarios de San Carlos y Boca del Cerro, respectivamente, les pregunté acerca del parador turístico que se acaba de construir en San Carlos. Señalaron que el terreno en donde se construyó era propiedad de la Comisión Nacional del Agua, quien lo tenía «concesionado» a don Eloy Durán, el cual lo utilizaba como solar aledaño a su casa: estaba cubierto de árboles y hierba.

Señaló el señor Durán Morales que:

En 2004 el actual delegado Eduardo Durán [su hijo], allá arriba cuando se estaba llevando a cabo el anuncio de la puesta en marcha del proyecto de Pantié Witz, aprovechó para entregarle al subsecretario de Turismo una solicitud para la construcción del parador turístico de San Carlos, por lo que en junio de 2005 se terminan de construir los cuatro bancos, mesas y techos de concreto con recubrimiento de teja de barro de media caña, el estacionamiento, la rampa para la entrada y salida de las lanchas al río y la iluminación.

 

El 21 de noviembre de 2006 pude constatar la conclusión de la obra, inaugurada por el gobernador del estado en compañía del presidente municipal de Tenosique, el subsecretario de Turismo y la secretaria de la Secretaría de Desarrollo Social y Protección del Medio Ambiente, Sedespa. En este evento se puso en funcionamiento el parador turístico de Boca del Cerro, cuyas instalaciones incluyen un par de locales para la venta de artesanías y otro para cafetería, en la planta alta del edificio un bar con mesas y bancos de madera, además de un embarcadero flotante y finalmente la iluminación del puente.

La inversión total para este parador turístico fue de $8,477,991.63 pesos, la mano de obra corrió por parte de los habitantes de San Carlos y Boca del Cerro quienes trabajaron por jornales contratados por una constructora de Villahermosa encargada de la obra, las instalaciones serían administradas por el ayuntamiento de Tenosique, mediante la concesión de las instalaciones a particulares. En una plática sostenida con el director de Atención Ciudadana, este señaló:

 

Ahora que termina la actual administración y quedamos fuera de la política, he aprovechado para llevar a cabo algunas gestiones y hacer unos trámites para dar de alta una agencia de viajes que operará en Tenosique y estoy en pláticas con el presidente municipal para que me concesione estas instalaciones y así poder operar la agencia de viajes y un restaurante-bar.

 

Es evidente que algunos funcionaros de gobierno crean redes de relaciones mediante el compadrazgo, que les servirán para obtener beneficios personales a posteriori. Muestra de ello no es solo el comentario vertido por el director de Atención Ciudadana, sino aquel otro que señalé con anterioridad, referente a la compra del terreno del cenote en Santo Tomás, o bien, la ausencia de intervención por parte de las autoridades gubernamentales en el caso Pantié Witz, como veremos más adelante. Estas personas, a través de las mismas políticas públicas que durante su encargo les corresponde llevar a cabo, aprovechan su posicionamiento político y el poder para autofavorecerse de los programas dirigidos —regularmente— al sector social más necesitado, el del campo, dejando a un lado la participación comunitaria, y por ende sus posibilidades de desarrollo mediante esos proyectos. 

De tal forma que la nueva infraestructura del parador turístico es vista de dos maneras; mientras el funcionario ve la concesión de las nuevas instalaciones como una oportunidad de ganar más dinero con un restaurante-bar y su agencia de viajes, la comunidad lo ve como «un sitio bonito para pasear, además de pensar que algunos de ellos posiblemente serán contratados para cocinar, atender a los turistas, limpiar y dar mantenimiento al edificio».

Analizando el discurso de los funcionarios estatales y la puesta en marcha de dicha obra se puede aseverar que, en efecto, la cuenca del Usumacinta es uno de los principales atractivos turísticos con que cuenta el estado de Tabasco y en particular Tenosique, no en vano este municipio encabeza la Subregión de los Ríos, en cuanto a potencial turístico se refiere; muestra de ello ha sido la organización de eventos internacionales como el Róbalo de Oro o el Maratón Náutico, o bien los sitios naturales referidos con anterioridad. Sin embargo, no bastó con la promoción de estos lugares —me refiero no solo a los paisajes naturales, sino además a las infraestructuras que se estaban edificando—, para garantizar el cabal éxito de ambos proyectos —Pantié Witz y el Corredor—. El inicio de la construcción de la obra del corredor a un año de diferencia de Pantié Witz, solamente sirvió para distraer la atención de los problemas que experimentaba el ecoalojamiento, que conllevarían a su fracaso años más tarde. La convivencia de ambos sitios ecoturísticos estaba condenada a la subsistencia del proyecto que venía abanderado por el municipio; este corredor —a diferencia de Pantié Witz, gestionado en los niveles federal y estatal— había nacido a solicitud del delegado de San Carlos. Según comentaron los informantes: «la finalidad básica de dicho sitio fue favorecer a la familia del delegado … porque no es verdad que estuviera dado en concesión, sino que Durán lo agarró y estaba lleno de basura, sobre todo de su tienda, ya que ahí arrojaban las cajas y envolturas no solo quienes compraban en su tienda, sino ellos mismos».

Lo anterior nuevamente pone en evidencia la duplicidad de acciones que el gobierno emprende, con el supuesto objetivo de llevar el desarrollo a las comunidades más necesitadas, mediante la diversificación de actividades productivas; también permite observar cómo, a través del compadrazgo y la colusión entre gobierno-consultoría-ejidatario, se vuelven realidad proyectos pero sólo para beneficio de unos cuantos, siempre inmersos en las redes de relaciones clientelares del gobierno y los partidos políticos.

 

LOS IMPACTOS DEL DESARROLLO DEL ECOTURISMO

Durante el trabajo de campo en Boca del Cerro se estudió el caso de un sitio en donde se halla construido parcialmente el desarrollo ecoturístico de Pantié Witz. Ahí tuve la oportunidad de entrevistar a autoridades municipales y a ejidatarios que formaron parte de la mesa directiva de la Unión de Ejidos Ecoturísticos del Usumacinta,21 y algunos otros de los ejidos participantes. Todos ellos señalaron que después de trascurridos tres años del inicio de este proyecto los ejidatarios habían cumplido su compromiso, participaron con su mano de obra en la construcción de la infraestructura y algunos habían sido capacitados para atender las actividades que ofrecerían a los turistas, como guías de los recorridos ecológicos por la selva, el río, en el conocimiento de la naturaleza, de la herbolaria medicinal, en la producción de diversas artesanías, incluso en primeros auxilios. No obstante consideraban que el gobierno no había cumplido en igual forma su compromiso, ya que hasta ese momento únicamente se había ejercido 65% del monto total de la inversión comprometida, $2,000,035 pesos.

 Es importante señalar que, en efecto, se llevaron a cabo una serie de cursos de capacitación otorgados por personal de la Subsecretaría de Turismo. Según los informantes, las actividades se llevaron a cabo en sábados y domingos durante dos meses. Hubo escasa participación de las comunidades, lo que se debió a las temáticas que abordaron los cursos, ya que éstas para la mayoría de los pobladores eran totalmente desconocidas. Por ejemplo, espeleología —exploración de grutas—, descenso en roca —rapel—, excursionismo, etc. A pesar de haber sido invitados los comisariados ejidales, solamente asistieron dos de ellos, a quienes se les capacitó en primeros auxilios. Las mujeres, jóvenes en particular, participaron en los recorridos por el cerro y supuestamente se capacitaron en senderismo, conocimiento ecológico y medicinal. En este sentido es paradójico pensar que funcionarios estatales otorgaran estos cursos, cuando la gente mayor de edad, los ancianos, son especialistas en todo lo relacionado con la flora y fauna de la zona. Agréguese que de las pocas personas que tomaron estos cursos, algunas de ellas, como es el caso de un ex comisariado ejidal y delegado de Santo Tomás, se beneficiaron de forma personal, debido a la buena relación que tenía con las autoridades estatales y municipales; por ejemplo, a esta persona le valió no solo el apoyo para su nombramiento como presidente de la agrupación de ejidos, sino también como guía «oficial» en los eventos de la Subsecretaría. Paralelamente aprendió a gestionar recursos para proyectos y programas diversos de los distintos niveles de gobierno, con el apoyo de los funcionarios públicos.

 En cuanto a las instalaciones del complejo ecoturístico Pantié Witz, durante el trascurso de la presente investigación se pudo constatar que no se había concluido la obra en su totalidad, como estipulaba el proyecto arquitectónico elaborado por la consultoría y aprobado por el Programa de Desarrollo Forestal de Conafor. Se han edificado cuatro cabañas que aún se encuentran sin acabados y donde la constructora utilizó materiales de muy baja calidad. A decir de los informantes «la arquitecta, dijo que “serían unas cabañas rústicas y su característica era que fueran construidas con materiales naturales de aquí”, así que utilizó la grava y arena del río para hacer los tabiques». Este supuesto «adobe» se desmorona al pasar la mano; en el piso podía encontrarse gran cantidad de polvo.

 

Imagen 8. Cabañas «rústicas» de Pantié Witz

Fuente: Fotografía del autor.

 

 

Las puertas y ventanas eran de madera de pino —habiendo más resistentes como el zapote—, razón por la cual con el trascurso del tiempo y sometidas a las inclemencias del tiempo se fueron deteriorando. Además la rapiña hizo acto de presencia; se registró el robo de cerraduras, una tarja de la cocina, los inodoros, llaves de agua, regaderas, mosaicos de los baños-vestidores.

Obviamente esto se dio en las cabañas que llegaron a tener el mencionado equipamiento, ya que otras nunca lo tuvieron.

Tampoco se ha instalado el teleférico que pendería de los dos cerros, ni se han trazado los «senderos interactivos» ni la zona recreativa y caminos que se recorrerían a caballo, ni siquiera se ha construido el área de estacionamiento.

 De las albercas se ha construido una, que hoy se encuentra totalmente abandonada y es un foco de contaminación porque está llena de agua estancada, donde proliferan múltiples insectos, pues no tiene la instalación adecuada para darle mantenimiento.

 

 

Imagen 9. El agua estancada de la alberca es un foco de contaminación y carece de instalaciones  adecuadas para darle mantenimiento

Fuente: Fotografía del autor.

 

 

Por otro lado, se construyó un gran techo de palma en donde supuestamente estaría el área de venta de artesanías; se encuentra con hierba y en total abandono, al grado de estar casi derrumbándose. Asimismo, los gobiernos estatal y municipal, en particular sus dependencias turísticas, tampoco han cumplido con la promoción de este complejo en el mercado potencial, ni llevado a cabo una investigación para conocer las verdaderas causas por las cuales no se desarrolló plenamente el proyecto, una de las cuales a decir de los propios ejidatarios fue la corrupción de algunos comisariados y de la consultoría encargada del mismo. Esta última, una vez autorizado, «convenció» a la mesa directiva de la agrupación administradora de incrementar el costo por el diseño y planeación de la infraestructura, aludiendo que «fue mal calculado», amén de solicitarles préstamos de dinero que nunca devolvió.

Por consiguiente, numerosos campesinos de los que en un inicio se involucraron en el proyecto, ante la poca o nula perspectiva de que la empresa de ecoturismo se convirtiera en una alternativa real que generara ingresos para sostener a sus familias, se vieron precisados a continuar con sus diversas actividades productivas de subsistencia, como el cultivo de maíz, caña de azúcar y la pesca ribereña, mismas que habían descuidado por tener que acudir a realizar sus jornadas en el complejo turístico.

             En una entrevista, el coordinador de Desarrollo Económico de Tenosique, comentó que: 

 Pantié Witz arrancó en 2002 y la administración municipal actual tiene un periodo de 2004-2006, por lo que no se involucró, salvo en los cursos de capacitación que impartió la Subsecretaría de Turismo y en la promoción. Fuera de ello, el municipio no quiso intervenir en nada, en particular porque los recursos fueron otorgados por el gobierno federal.

En la actualidad el proyecto está completamente abandonado desde hace más de un año.

No hubo ningún beneficio para las comunidades, ya que para empezar los campesinos no saben nada acerca de esta actividad turística, ni de cómo administrar los recursos para un proyecto así. Todo esto es nuevo para ellos, ya que viven de sus milpas o de lo que producen en sus parcelas. Por ejemplo, desde el diseño del proyecto, la administración y el ejercicio de los recursos fue por parte de la consultoría, la cual les decía a ellos cómo y qué tenían que hacer. 

Estas organizaciones [se refiere a las consultoras que gestionan los recursos de los programas de las instancias federales] están coludidas con el gobierno federal, ya que les avisan [a las consultoras] cuando hay recursos para un proyecto en tal o cual zona, por lo que hacen uno y hasta después llegan con las comunidades o con las personas a quienes les van a bajar el dinero.

 

Lo anterior hace evidente cómo los programas gubernamentales por lo regular van enlazados con un fin político, mismo que se utiliza para promover a un partido o un candidato. Sin embargo, es importante señalar que cuando este programa social no es desarrollado por la instancia en la cual se ejecuta, existe la posibilidad de que no se le dé el seguimiento o supervisión necesarios para su desarrollo. Es decir, al nivel de gobierno al cual le «adjudicó» la Federación un programa sin que éste lo haya diseñado o solicitado, no le sirve para proyectar su imagen política de gestión e intervención en «beneficio de sus pobladores», por lo que simplemente lo «deja pasar» sin interesarse, tal como señalé anterioridad.

             El Lic. Víctor Palma Ricárdez, al preguntarle respecto al proyecto ecoturístico, comentó:

Al ver el municipio que Pantié Witz había sido un completo fracaso, en mayo de 2005 les ofreció a los ejidatarios involucrados tomar el proyecto por un año, terminarlo, operarlo y crear una cuenta bancaria a manera de fideicomiso para que se depositaran todos los ingresos que se obtuvieran, y al término del año entregárselo de nuevo a las comunidades. De hecho ya se había conseguido el financiamiento para la construcción del teleférico, sin embargo no se decidieron los ejidatarios y fue hasta enero de 2006 cuando los comisariados aceptaron la propuesta … el municipio ya no estaba interesado.

 

Como apunté líneas arriba, los programas sociales son utilizados con un fin político, de tal manera que el complejo ecoturístico, a tres años de su inicio y al haber constatado el gobierno municipal su abandono, decide ofrecer su «apoyo» para concluir la obra arquitectónica y echar a andar las instalaciones. Este ofrecimiento posiciona a la presidencia municipal en un escenario en donde el supuesto interés y la preocupación hacia las comunidades afectadas por el fracaso del proyecto le da más votos de confianza por solidarizarse con la situación de Pantié Witz, independientemente que al final los ejidatarios no hayan aceptado. Ello obedece, en primer término, a la falta de credibilidad hacia las instancias gubernamentales, ya que algunos ejidatarios se acercaron a la presidencia anterior y a la actual (2004-2006) para solicitar su intervención ante los hechos de corrupción imperantes en dicho complejo ecoturístico en construcción, sin que hubiera respuesta de las autoridades. Por otro lado, hay quienes decepcionados por las falsas expectativas decidieron dar por terminada la relación con Pantié Witz. 

 Finalmente están quienes se vieron beneficiados con todo el proyecto desde su inicio, en el entendido que su ganancia, amén de haber sido económica, fue también en la construcción de redes de relaciones de poder con el gobierno estatal y municipal, además de haber aprendido a «bajar» recursos de la Federación y de los gobiernos estatal y municipal para programas sociales. 

            Continúa diciendo el licenciado Palma:

 

Pantié Witz fue un proyecto por más de cuatro millones de pesos y a las comunidades se les dio [sic] para la primera etapa $2,036,000, los cuales fueron divididos entre diez comunidades ribereñas al Usumacinta con montos diversos de acuerdo al número de ejidatarios de cada poblado, sin embargo los problemas comenzaron cuando un comisariado se fugó a Cancún con $230,000 y el proyecto se frenó.

 Se reconoce que la arquitecta Lorena Hernández tuvo en cierta medida culpa [sic] del  debacle del proyecto, debido entre otras cosas a la mala planeación de la infraestructura. Además, a decir del resto de los participantes del proyecto, se quedó con dinero.

Recuerdo que se comentaba acerca de que Lorena y la directiva no entregaban cuentas a los demás comisariados, por lo que ellos decían que se estaban robando el dinero, consiguiendo facturas falsas y haciendo mal el trabajo. Me contaban algunos comisariados que Lorena incluso les pidió más dinero, ya que según ella el proyecto estuvo mal calculado [cuando fue ella misma quien lo elaboró] por lo que no iba a alcanzar para terminarlo, pero la presidencia municipal no podía intervenir ya que no se trataba de recursos propios sino de un proyecto con recursos federales.

 

Durante las entrevistas encontré una continua referencia de las comunidades a los hechos de corrupción entre la directiva de la Unión de Ejidos y la consultoría, y de otros problemas que dieron como resultado el abandono absoluto del proyecto de ecoalojamiento. Muestra de ello son las entrevistas realizadas a los ejidatarios y al comisariado ejidal de Crisóforo Chiñas. Este ejido es el propietario del predio conocido como el Tulacal, sitio en donde se llevó a cabo el desarrollo ecoturístico:

 

Para Pantié Witz se bajaron $2,500,000 [en realidad fueron $2,000,035], los cuales fueron totalmente gastados en malos trabajos. Fui con el tesorero y dijo que quedaban $11,000 pero la chequera la tiene Adolfo [el presidente de la Directiva], luego fui con Elmer Meyer, que es el cuidador de todo lo que quedó [material], dice que se le debe [su pago] desde hace más de un año.

La arquitecta [directora de la consultora que gestionó los recursos ante Conafor] pidió que todo el dinero de los ejidos se depositara en una sola cuenta. Como nosotros no sabíamos nada acerca de proyectos de ecoturismo, ni de cómo hacerlo, pues todos le hicieron caso, ya que nosotros nos dedicamos al campo. 

En una reunión la Directiva le dijo a los ejidatarios «ustedes no tienen nada que decir y no pueden meterse en nada, sólo la Directiva puede decidir», por eso muchos de nosotros en esos tiempos sólo veíamos como hacían mal los trabajos y se robaban las cosas y la Directiva no hacía nada.

En la actualidad se encuentra abandonado desde hace más de un año [el entrevistado se refiere a 2007]. Las casas, los baños y la alberca están en pésimas condiciones, pero nosotros acabamos de limpiar el terreno porque es nuestro, se hizo un dado (sic) [un comodato] por 30 años, pero nunca se firmaron las 27 hectáreas de Pantié Witz porque es propiedad del ejido y no todos los ejidatarios habían firmado, estas hectáreas son mancomunadas, acusadas [registradas] como zona de reforestación, porque nosotros estamos interesados en conservar el cerro.

El principal problema son los malos manejos, por ejemplo a nosotros nos tocó $280,000 porque somos los que más ejidatarios somos y porque somos dueños del terreno, pero no sabemos en qué se gastaron.  

 

Los ejidatarios, al igual que los funcionarios entrevistados con anterioridad, comentaron que la directiva no se reúne desde 2005 para tomar ningún acuerdo y que el presidente de ésta nunca le prestó interés al proyecto, a pesar de que en repetidas ocasiones se le indicaba por parte de algunos ejidatarios que la obra se estaba llevando de manera inadecuada y con material de baja calidad. Se considera que la directiva y en particular el presidente y la arquitecta son los responsables porque tomaron decisiones sin considerar la opinión del resto de los ejidatarios. De igual forma se puso de manifiesto que los ejidatarios nunca fueron capacitados para operar el complejo ecoturístico: «sólo vinieron a decirnos que iban a hacer algo turístico, que participábamos y que querían nuestros terrenos». Estas acciones denotan la apropiación por parte del gobierno de los territorios ocupados por los mayas o descendientes de ellos, en tierras que destinaban para el cultivo de la milpa, o bien en actividades propias de subsistencia, incluyendo su inserción en programas gubernamentales como el de reforestación o captura de carbono. No obstante con este hecho los campesinos pierden la capacidad de decisión en el uso del suelo, pues ante las promesas de mejoramiento económico de los funcionarios gubernamentales se hace el cambio de uso y por ende de actividad económica.

Añade el comisariado ejidal de Crisóforo Chiñás:

 

Hace unos años [2003] vino ese Pepe [funcionario de la Subsecretaría] diciendo que el turismo iba a dar dinero, lo único que teníamos que hacer era trabajar todos juntos haciendo jornales gratis, a cada ejido le corresponderían un número de jornales, yo le dije, «Señor, cómo que no nos van a pagar, para empezar nosotros somos los dueños del terreno, además tendríamos que descuidar nuestro trabajo en la parcela para venir y ¿quién nos lo va a hacer? ¡No, señor, no vamos a trabajar gratis!» Entonces, ¿dónde están los beneficios? Aquí no hay ningún beneficio para los ejidatarios y sus familias.

Otro caso es la dichosa palapa donde iban las artesanías … la que se está cayendo, la directiva y la arquitecta metieron una factura por $50,000 pero sabemos que costó $15,000. 

Ahora vamos a ver qué hacer con nuestro terreno, no sé, quizá veamos cómo bajar más recursos para terminar el proyecto o a lo mejor ofrecérselo al gobierno si tanto le interesa este asunto del turismo que nos lo compre, pero tiene que ser a buen precio, porque somos 33 ejidatarios los propietarios y son 27 hectáreas. Sin embargo, ya apareció otro problema con nuestro terrenos y es que nosotros entregamos la tierra al proyecto y de pronto entraron dos personas diciendo que tienen escrituras de dos hectáreas y media y construyeron, aunque sé que no es legal ya no quisieron enseñarme las escrituras, ahora tendremos que ir con el licenciado Jesús Rojas del Jurídico del Registro Agrario en Tenosique para resolver lo de esta invasión.

 

Es obvio que las respuestas de los ejidatarios, de los comisariados ejidales en turno y de aquellos que estuvieron al momento de lanzarse el proyecto van orientadas entre otras cosas a demandar la falta de organización, el desconocimiento en ese tipo de actividades y la alta corrupción que imperó entre la directiva de la unión de ejidos, la consultoría, el gobierno federal y municipal. Pero también es obvia la apatía con que los ejidatarios respondieron a las problemáticas señaladas, en el entendido de que la directiva fue constituida mediante una votación, en la cual los comisariados eligieron al presidente y al comité; luego así, a un año de haber iniciado el proyecto y constatar que no estaba funcionando, pudieron haber llevado a cabo otro proceso de elección y elegir un nuevo representante, en lugar de darle la espalda y retornar a sus ejidos.

 Otro elemento que se repite es el discurso oficial, a través del cual se convenció a los ejidatarios para participar en el proyecto. Primeramente un proyecto con la venia del gobierno estatal, del cual se apropiaron y sirvió como «punta de lanza» en las acciones de desarrollo turístico, seguido de la creación de altas expectativas inherentes a los recursos económicos que generaría esta nueva industria. 

 Finalmente, es de gran interés señalar un aparente resurgimiento de conciencia ecológica por parte de los ejidatarios, donde manifiestan una nueva preocupación por la conservación del cerro,22 resemantizando los fines de la reforestación, que es la preservación del entorno endémico natural, por la práctica de la siembra de un monocultivo de árboles maderables, cedro o caoba.   De igual forma, es importante mencionar la tendencia a la disolución de los ejidos comunales para colocarlos en el libre mercado de la oferta y la demanda al mejor postor, lo que posibilita habilitar la tenencia de la propiedad en manos del capital privado y, con ello, la eventual participación de los pobladores de la zona como mano de obra barata.

 En una entrevista con el señor Adolfo Méndez Sánchez,23 ejidatario de Santo Tomás y presidente de la Unión de Ejidos Ecoturísticos del Usumacinta, S.S.S.,24 señaló:

 

 El proyecto nace desorganizado en 2003, ya que primero se bajó el recurso de Prodefor por parte de la consultoría y luego se vio en dónde se iba a hacer.

  El dinero se quería en forma individual por ejido, sin embargo Prodefor no quiso y tuvo que hacerse el proyecto colectivo de ejidos, así se bajaron los recursos [sic] y después se formó la «Unión».

Se planea construir el complejo ecoturístico en el Cañón del Usumacinta cerca del puente sobre la montaña, lo cual permitiría aprovechar la panorámica que ofrece la altura, además de la cercanía del río y la abundante vegetación de selva, por lo que se decide desarrollar Pantié Witz en un área comunal propiedad del ejido Crisóforo Chiñas, pero como Apolinar [socio de la consultoría] comenzaba a tener problemas con la arquitecta Lorena, aconsejó a los ejidatarios de Crisóforo para que no firmen el contrato de usufructo a favor de la Unión de Ejidos por 30 años, por lo que no se firma pues los ejidatarios pensaron que todos los ejidos que conformaran la Unión serían los propietarios…

Al iniciar el proyecto el ingeniero les pedía a los ejidatarios 15% del monto de los recursos asignados, para llevar a cabo la administración, los trámites y las gestiones del proyecto, sin embargo el conflicto entre él y la arquitecta se hacen mayores y ésta saca a Apolinar del proyecto, por lo que ella comienza a tratar con la Unión y les informa que les cobraría 15% por asesoría y ejecución, además porque el proyecto salió con su cédula [ante Semarnat].

 

Respecto a la ministración de recursos, Adolfo señala lo mismo que los anteriores entrevistados, salvo que «Sólo a 10 ejidos les bajaron recursos, ya que Niños Héroes, como no había asistido a las reuniones y el comisariado no prestó interés, quedó fuera del proyecto».

 Adolfo llevó a Santo Tomás a la arquitecta Lorena para que conociera los sitios y posibles atractivos turísticos del ejido, posteriormente se incluyeron en la información del proyecto los sitios naturales por los cuales pasearon juntos y así se hizo la presentación al subsecretario de Turismo. A partir de este momento comenzaría a llevarse a cabo la promoción de los proyectos ecoturísticos de Pantié Witz y de Santo Tomás, siendo Adolfo el principal beneficiado, porque a partir de ese momento sería el «guía oficial» de la Subsecretaría.

            El propio Adolfo comenta: 

 

La arquitecta trajo a unos arquitectos quienes fueron los responsables de construir las instalaciones y contratar albañiles y peones, el dinero que les daba la arquitecta estaba sujeto a comprobación. Estos contratistas contrataron a trabajadores de Cerro Norte y Boca del Cerro y les pagaban por jornales en forma semanal.

 

Algunos de los informantes dijeron que muchas veces estas personas ya no trabajaban en la obra pero seguían apareciendo en las listas de raya, por lo que los contratistas, la directiva y la arquitecta, se quedaban con el dinero.

 Es posible pensar que quizá el comisariado ejidal de Crisóforo Chiñas se haya dado cuenta de las irregularidades que estaban sucediendo y por eso tomó la decisión de no continuar participando en las juntas de la unión de ejidos, como lo señaló con anterioridad el actual comisariado ejidal.

             Finalmente, el entrevistado respondió las causas por las cuales terminó el proyecto:

 

Todo iba bien, pero a fines de 2004 se detuvo la obra, todavía queda un poco de dinero por ejercer ya que solamente se había gastado 40%, pero el comisariado ejidal de Corregidora quedó a deber dinero, él cobró directamente sin depositarlo a la Unión. Se llevó $104,000 pesos…

 

Al preguntar a los entrevistados acerca de la existencia de alguna norma o plan de manejo para la reserva ecológica Parque Estatal Cañón del Usumacinta, señalaron:

 

No hay ningún plan de manejo para la montaña, solo nos dieron un papel en el que dicen que no hay que quemar el monte ni talar árboles, por eso los ejidatarios que tienen de 25 hectáreas hasta más son para reforestación [se refiere a que en forma individual, el dueño de la parcela puede solicitar apoyo en los programas forestales del gobierno —estatal y municipal—], por ejemplo, nosotros pedimos 600 hectáreas comunales para reforestación pero no salieron [en el programa de reforestación de Conafor]. Cuando entras al programa te dan $7,800 por hectárea para reforestar 60% al inicio y 40% luego [un año después cuando van a supervisar la siembra de los árboles], esto es con el gobierno federal, también el estatal y municipal, hay que mantenerlo limpio.

 

La Profepa [Procuraduría Federal de Protección al Ambiente] nos vino a ver porque hay gente hasta de aquí del pueblo que mata venados y mapaches para vender la piel y eso es un delito.

 

La inexistencia de un plan de manejo para el Área Natural Protegida ha propiciado entre otras cosas un mayor impacto en los recursos naturales, a través de los mismos programas gubernamentales, ya que al igual que en los ejidos de Niños Héroes y Corregidora, en Santo Tomás los ejidatarios se inscriben en programas forestales, sea de captura de carbono o de reforestación. La diferencia fluctúa en los montos. Por ejemplo en el programa de captura de carbono al ejidatario le dan $500 por ha anualmente, en tanto al de reforestación le otorgan $7,800 por la siembra de árboles maderables. 

 De nuevo se evidencian las contradicciones de los programas gubernamentales, en líneas anteriores los entrevistados indican su inscripción en financiamientos para reforestación, otros entrevistados hablan de programas para la adquisición de motosierras. A poco más de un año los árboles sembrados de cedro, caoba, maculí o melina aún no alcanzan el crecimiento necesario para ser talados. Sin embargo, en muchas ocasiones los campesinos lo hacen y venden en forma clandestina a «coyotes», quienes se encargan de comprar madera, a decir de ellos «de no tan buena calidad o de árboles pequeños».

 En relación con la existencia de algún plan de manejo para la reserva natural o alguna actividad para conservar el cerro, los ejidatarios de Cerro Norte señalaron no saber de la existencia de ningún plan de manejo ni nada que se le parezca. El municipio solamente les ha permitido sembrar árboles para madera.

 Los entrevistados refieren que en un par de ocasiones funcionarios de la Subsecretaría de Turismo acompañaron a unos extranjeros para visitar la zona, no obstante para los habitantes de Cerro Norte y ejidos aledaños esto no significó ningún beneficio, ya que aún no había instalaciones ni servicios que ofrecer. Además, era lógico pensar que los habitantes no iban a ofrecer alimentos para que estas personas consumieran, puesto que no existe la «cultura del turismo en la zona». Y finalizan: «El problema por el cual se abandonó el ecoturismo fue porque hace dos años hicieron cambio de comisariados y la directiva agarró el dinero; dicen que compró rancho y carro».

 Es importante señalar que durante el trabajo de campo fue común encontrar que los comisariados pertenecientes a la agrupación administradora del proyecto ecoturístico ya no estuvieran en funciones; eran otros ejidatarios los comisariados, por ello les resulta difícil hablar acerca de Pantié Witz, no lo conocen, o quizá por no querer involucrarse en los acontecimientos que señalan los ejidatarios presentes al momento de desarrollarse la obra de construcción.  En las entrevistas posteriores a todos los comisariados ejidales, en resumen apuntan que:

 

… Otro problema fue debido a la falta de comunicación entre los ejidatarios … la sociedad [Unión de ejidos] se desintegró, puro comisariado la formaban, el problema es que cambiaban los comisariados y los que van entrando no saben nada…

 

No entiendo por qué incluyeron a dos ejidos de tan lejos [Corregidora y Niños Héroes, aun cuando este último finalmente no entró al proyecto], ya que los compañeros de ahí comentan que tardan hasta tres horas nomás en llegar hasta ahí, para que luego ni quieran pagarles los jornales por la limpieza del terreno.

 

Con relación a la montaña, Conafor nos dio $250,000 pesos para un proyecto de captura de carbono … También estamos en un programa para sembrar «xiate» [o palmilla] de Conafor y el ayuntamiento, asimismo tenemos un programa de reforestación de cedro y caoba.

 

Como señalé con anterioridad, los campesinos han encontrado una alternativa de subsistencia  que depende de los recursos que otorga el gobierno con sus diferentes programas, llegando incluso a presentarse casos en que un solo ejido es beneficiario hasta de tres programas. Esto deja claro una profunda dependencia de las comunidades a este tipo de apoyos; por otro lado el gobierno, en lugar de presentar una verdadera propuesta para mejorar las condiciones de vida en que viven los habitantes de estos pueblos, continúa otorgando recursos económicos que únicamente benefician a unos cuantos.

             Añaden los entrevistados de Boca del Cerro acerca del proyecto del parador turístico:

             

No entendemos por qué hicieron un embarcadero en el parador turístico de San Carlos [Boca del Cerro] si Pantié Witz iba a tener su propio embarcadero, ni modo que hubieran dos tan cerquita [sic]. La construcción de este malecón cancela toda posibilidad de continuar algún día Pantié Witz, ya que con el embarcadero y el restaurante se va toda la posibilidad de [que] funcione porque van a estar muy cerca y no hay gente para los dos, además quién va a subir hasta ahí.

 

Tenemos otro parador turístico que nos donó el gobierno estatal cuando era gobernador Ruborosa,25 está allá adelante donde se forman las playas en abril; es de nosotros, de 60 ejidatarios, pero no siempre lo podemos abrir porque cuesta dinero mantenerlo…

 

El parador turístico al que se refieren los ejidatarios se encuentra ubicado sobre la carretera que va de Boca del Cerro a los poblados de Pomoná y la Isla. Efectivamente fue construido por el ayuntamiento y entregado a título de propiedad a los ejidatarios, no obstante la desidia de los ejidatarios para operar adecuadamente dichas instalaciones ha significado una serie de problemas con la delegada de la comunidad.

 Al visitar el sitio en donde alguna vez funcionó este parador turístico, se observa una infraestructura construida para restaurante, con áreas derruidas en donde estuvieron los baños y cambiadores de ropa y donde estuvo un embarcadero. Como bien señaló la delegada, el parador se encuentra en completo abandono, el edificio denota muestras claras de falta de mantenimiento, paredes húmedas, cristales rotos, tubería arrancada, etc. No obstante, se puede observar que parte del problema con este predio es también de índole personal de la funcionaria, ya que su familia era quien se beneficiaba de él. Los ejidatarios se lo prestaban al primo de la delegada para que lo trabajara; por lo que ahora, aprovechando su vínculo político con el presidente municipal, le solicita el cambio de posesión legal del inmueble para que nuevamente su familia se beneficie de las instalaciones.

 

Imagen 10. Parador turístico de Boca del Cerro

Fuente: Fotografía del autor.

 

 

Al parecer los ejidatarios querían darle el parador al ayuntamiento pues no lo podían sostener,26 sin embargo el presidente no lo aceptó porque después de invertir en la recuperación de las instalaciones nuevamente los ejidatarios reclamaron su propiedad. No obstante, respondiendo a la solicitud de la delegada, se comprometió a revisar la posesión legal del inmueble —ya que los ejidatarios son quienes se presumen como propietarios—, y ver la posibilidad de darle la concesión al poblado, esto con el fin de que las instalaciones puedan ser de beneficio colectivo.   A partir de 2004 se comenzaron a constatar los impactos del desarrollo ecoturístico de Pantié Witz desde diferentes enfoques:

1.  En lo ecológico: tala inmoderada; falta de sustentabilidad; inexistencia del plan  de manejo del Área Natural Protegida, y contradicción entre programas  gubernamentales.

2. En lo social: falta de capacitación y de una cultura turística; falta de supervisión  comunitaria, tendencia a la desarticulación de la propiedad comunal.

3. En lo económico: elevado número de participantes; finalmente,

4. en lo político: evidente falta de coherencia entre el marco teórico-político y la  realidad-práctica. Pues como se apuntó en 2. se pone de manifiesto la infravaloración  del fenómeno turístico que busca la satisfacción de los turistas y los mayores  beneficios de las comunidades anfitrionas (Gurría, ídem).

 

Impacto ecológico

Respecto a los impactos ambientales, se reconoció que para realizar dicho complejo turístico se talaron 30 hectáreas de selva mediana subperennifolia, además de 2.5 hectáreas de dos familias que invadieron el predio, por lo que de inicio la sustentabilidad y la conservación del ANP quedaron en segundo término, así como el proyecto de reinvertir el dinero generado por dicha empresa ecoturística en el mantenimiento, protección y manejo del área natural. Además, al no concretarse el proyecto, la sustentabilidad de la actividad tampoco hubiese sido posible, así como la participación de las comunidades en programas de educación ambiental, en donde se concientiza a las poblaciones sobre la importancia de la protección de los recursos naturales. Por el contrario, actualmente participan en otros programas que se anteponen a la sustentabilidad del área.

 

Impacto social

Por lo que toca al impacto social, en las entrevistas a los actores sociales, particularmente a los ejidatarios que formaron parte de la Unión de Ejidos Ecoturísticos del Usumacinta, que congregaba a los ejidatarios involucrados en el proyecto y que serían los supuestos beneficiados del mismo, se aprecia una continua referencia a los principales problemas por los cuales consideran que Pantié Witz quedó abandonado. Además de describir una serie de situaciones que involucran a otros personajes, tanto del gobierno estatal como del municipal y la consultoría encargada de haber gestionado los recursos ante la Federación, los ejidatarios señalaron que participaron con su mano de obra en la construcción de la infraestructura, pero de ninguna manera se les capacitó para administrar, promover y operar el complejo ecoturístico: «no sabemos nada del ecoturismo y su administración … somos campesinos dedicados a trabajar el campo y eventualmente pescadores» De hecho nunca quedó establecido quiénes serían los responsables de la contratación del personal que pusiera en funcionamiento las instalaciones.   Asimismo, los ejidatarios consideraban que el gobierno no había cumplido en igual forma su compromiso, ya que hasta la actualidad únicamente se había ejercido 50% del monto de la inversión comprometida equivalente a $2,038,195; pero lo más importante, a decir de los entrevistados, el fracaso del proyecto ecoturístico se debió a que el gobierno nunca supervisó su desarrollo, lo que ocasionó entre otras cosas el abandono total de la obra, quedando inconclusa y en pésimas condiciones debido a la baja calidad de los materiales, a la rapiña de los responsables de la construcción, al robo y la colusión para desviar los recursos entre la consultoría encargada de la planeación, gestión y desarrollo del proyecto con algunos directivos de la Unión de Ejidos e incluso del gobierno.

 Se desmembró la Unión de Ejidos debido a la experiencia fallida del proyecto, lo cual representó una debilidad, pues si entre los ejidatarios de las comunidades lograron reunirse y conformar una agrupación para el proyecto ecoturístico, esta misma les hubiese permitido ser un ente de gestión institucional y de apoyos extramuros del gobierno.

 En tanto los ejidatarios discuten cómo darle solución a la problemática del faltante de recursos, el proyecto se encuentra estancado y sin ninguna perspectiva de continuar, ya que por las condiciones económicas de la mayoría de las comunidades, difícilmente podrán reunir cerca de $230,000 pesos que uno de sus representantes de la mesa directiva robó. Por ello se creó un clima de desconfianza y especulación, ejemplo el caso del comisariado de Corregidora de quien dicen se llevó el dinero que correspondía al ejido para el proyecto, y todos los informantes concuerdan con este hecho. Aunque cada uno de ellos tiene su propia versión. 

 Otro ejemplo es el caso de los cursos de capacitación, en donde el gobierno insiste en haber capacitado a los pobladores, mientras los ejidatarios señalan que efectivamente se dio una capacitación, pero en nada que se le parezca a la manera en que pondrían en funcionamiento el conjunto turístico.

 La tendencia a la desarticulación de la propiedad comunal fue uno más de los impactos que se pudo observar, ya que al entrevistar a los propietarios del predio El Tulacal en Crisóforo Chiñas señalaron su interés por desajenarse del predio al mejor postor: «… que nos lo compre, pero tiene que ser a buen precio porque somos 33 ejidatarios los propietarios y son 27 hectáreas». Este hecho abre la posibilidad de habilitar la tenencia de la tierra en manos de la inversión privada, ya que, si bien el proyecto no funcionó, a ojos de inversionistas privados esta empresa puede llegar a ser muy redituable.

Es obvio señalar que éste en particular, como otros tantos proyectos turísticos que se desarrollaron en el estado de Tabasco, difícilmente puede llegar a ser una alternativa viable para que la población logre obtener una fuente de subsistencia ni mucho menos de sustentabilidad, debido no solo a errores en el seno de la administración de los recursos o a la falta de capacitación, promoción y difusión, sino también por intentar que con una sola acción o proyecto se beneficie a un gran número de familias. Además este tipo de proyectos, emanados en forma vertical por los distintos niveles de gobierno al servicio de los intereses de unos cuantos, dejan a un lado la participación social y por ende su involucramiento.

 En otro sentido, la actual organización social que prevalece en las comunidades rurales, representada por los comisariados, es una estructura muy añeja de corruptelas y clientelismos políticos, en donde solo unos cuantos se benefician, sea con la venta de sus propias tierras, sea mediante el compadrazgo con el comisariado para beneficiase con algún programa de gobierno. Considero que la organización de la directiva que administraría los recursos de Pantié Witz y posteriormente representaría a dicha empresa debió de consolidarse a través de los líderes naturales de las comunidades, elegidos mediante votaciones democráticas. Una vez ahí, velar por los intereses de quienes le dieron el voto de confianza para asumir la representación de las comunidades y de la gestión para la conservación de sus recursos naturales.

 

Impacto económico

Inherente al impacto económico, un factor que intervino en este intento fallido de industria ecoturística en Boca del Cerro fue que nunca se definió el número de personas que serían empleadas en el ecoturismo, por lo que es nula la oportunidad de empleo. De igual forma, no se definió la capacidad instalada del sitio ecoturístico, lo cual no permitía tener una proporción entre el número de ejidatarios participantes y el número de turistas que harían uso de las instalaciones. Tampoco se definió la manera en que se haría la distribución de las ganancias. Con esto me refiero al arrendamiento de las cabañas, y a los establecimientos complementarios como la tienda de artesanías, el restaurante, el bar, etcétera. 

 Desafortunadamente no podemos hablar de una planeación para la reinversión de las utilidades, que en teoría se pudiera haber utilizado en la mejora de la infraestructura local, ya que el proyecto involucró a demasiados ejidos, aunque puede especularse que las percepciones hubieran sido mínimas, de tal manera que no podría haber sido una alternativa de empoderamiento —económico— que impulsara la construcción de la capacidad local para la autosuficiencia.

 Otro factor fue la infraestructura, con esto no me refiero a la construcción del ecoalojamiento —que como señalé anteriormente no se encontraba en condiciones para recibir a ningún visitante—, sino a los servicios públicos que deben considerarse desde la elaboración de un proyecto, tales como la distancia a los hospitales, escuelas, existencia de servicios de comunicación, telefonía o radio. Así como la calidad de las carreteras y trasporte público, no solo para el acceso de los turistas, sino también para los trabajadores que se desplazarían desde las comunidades más alejadas, como Corregidora o Cortijo Nuevo.

 Por lo anterior, no fue posible determinar cuál sería la percepción sobre el ecoturismo y sus impactos en la mejora de las condiciones de vida de las poblaciones: ¿aumento del nivel de ingresos?

 Finalmente, esta experiencia nos remite a pensar en que continuará la dependencia de las comunidades de los programas de gobierno.

 

REFLEXIONES FINALES

Retomando las consideraciones de un inicio en cuanto a los objetivos del ecoturismo, he de señalar que en las comunidades mencionadas se ha mostrado que los discursos sobre el tema distan mucho de las realidades locales. Es decir, aunque se habla de beneficios sociales y ambientales, no se establecen criterios concretos en relación con los impactos sociales, económicos y ambientales, por lo que el fenómeno del ecoturismo no va más allá de una etiqueta discursiva, en donde se aprecia la falta de congruencia entre los planteamientos del ecoturismo y la realidad de las comunidades en cuestión. A la misma conclusión han llegado distintas investigaciones realizadas en Quintana Roo, Campeche, Chiapas y otros estados de la República mexicana, así como en países de la región, como Guatemala y Belice (Norris et al. 1999, Daltabuit et al. 2000, Barbosa 2006).

En el estado de Tabasco, el ecoturismo de ninguna manera ha representado una alternativa viable para las comunidades con la que alcanzar su desarrollo social, económico, sustentable y sostenido, sobre todo debido a las condiciones impositivas y limitadas en las que se impulsa, y a la numerosa población —990 ejidatarios y sus respectivas familias— que se pretende beneficiar. El desarrollo económico ofrecido en el proyecto ecoturístico, bajo el modelo de la racionalización de la utilización de los recursos, es decir, procurando la sustentabilidad de los recursos naturales, no se desarrolló de manera adecuada debido a la falta de consideración de la opinión de los campesinos y su desconocimiento en la industria turística. En otras palabras, a la falta de una cultura turística.

Hay varios ejemplos de comunidades tabasqueñas que han intentado incursionar en la actividad ecoturística con el fin de aprovechar el potencial para el desarrollo mencionado por las autoridades.27 Estos grupos locales han recibido apoyo técnico y económico de instituciones del gobierno federal, estatal y municipal, asociaciones civiles, así como de programas como los de la Secretaría de Turismo, del Medio Ambiente y Ecología, de la Comisión Nacional Forestal y de la Comisión de los Derechos de los Pueblos Indígenas, como parte de sus políticas públicas.

Con base en la literatura revisada se puede señalar que los conflictos y deficiencias generales relacionados con los cambios de organización social comunitaria y la desorganización de los grupos dedicados al ecoturismo son, en primera instancia, la falta de participación igualitaria entre los miembros y la representatividad de todas los partes de la comunidad; la comunicación deficiente entre el grupo y la comunidad; la distribución desigual de los beneficios y la delegación insuficiente de funciones (Norris et al. op cit., p. 387), amén de la corrupción imperante entre las partes involucradas, sea gobierno-consultora-directiva —quien administre los recursos.

Por otra parte, es erróneo suponer que estas comunidades tienen una «vocación» turística.28 Este supuesto, además de incorrecto, pone en evidencia el desconocimiento histórico, cultural y ambiental de las poblaciones tabasqueñas, ya que se supone que casi de manera «natural» todas ellas se insertarán sin problemas en la actividad turística, por el simple hecho de prometerles —como en otros programas de gobierno— que a través del ecoturismo alcanzarán el pleno desarrollo social y económico; más aún, cuando todos los programas agropecuarios han sido un fracaso con esta nueva propuesta, en efecto, tendrán una verdadera alternativa de subsistencia.

De cualquier manera, no es sorprendente encontrar casos que, como en los referidos en el presente trabajo, las comunidades experimenten divisiones más o menos profundas según cada experiencia —y según el involucramiento de cada uno de sus representantes en la directiva de administración—, debido en principio a la apropiación de espacios que anteriormente eran de uso común —o bien, que no tenían un uso de suelo establecido, pero ante las promesas de un ingreso económico adicional creó expectativas, y por tanto conflictos de intereses—, además de una distribución inequitativa e insuficiente de los recursos económicos destinados a la promoción del ecoturismo. Esto repercute en una mala distribución de las ganancias —en caso de haberlas—, que ocasiona desacuerdos y tensiones entre las comunidades, lo que incluso llevó al fracaso del proyecto ecoturístico, además de que exacerba las divisiones previas, ya sean de carácter económico, político o de género.

Otro aspecto que es necesario tomar en cuenta en los proyectos ecoturísticos es la insuficiente promoción y difusión adecuada para lograr mayor número de visitantes y, de este modo, hacer sostenible la actividad. Lo anterior en muchas ocasiones se debe simplemente a la falta de enlace con la industria turística, encargada de promover los sitios y sus atractivos. Por otra parte, deben existir mecanismos para que, tal como lo establecen los planteamientos teóricos del ecoturismo, la afluencia turística excesiva no perjudique el recurso natural, de hecho, cuando esta actividad se lleva a cabo en una reserva natural protegida ha de realizarse de acuerdo con el «plan de manejo». Lamentablemente en la región del Cañón del Usumacinta, incluso con haber ascendido de Parque Estatal a Área de Protección de Flora y Fauna,29 no son vigiladas las actividades ambientales y sociales que en ella se realizan, por ende los proyectos ecoturísticos no pueden llegar a ser sustentables.

Concuerdo con Daltabuit (2007: 121) que el ecoturismo no debe presentarse como única opción económica para mejorar el nivel de vida de una comunidad, creando falsas expectativas de su potencial. La actividad ecoturística debe planearse como complemento a las distintas actividades productivas de cada comunidad, por consiguiente, se requiere de apoyos dependiendo de las necesidades reales de la comunidad y del medio que las rodea. Para que el ecoturismo sea exitoso sería necesario que se incorporara en un plan integral de desarrollo sustentable, que considerara también las actividades tradicionales de las comunidades.

Por otro lado, hay que destacar el papel que han tenido las políticas de desarrollo globales, lanzadas a través de diversos programas de supuesta integración regional, tal como el Corredor Biológico Mesoamericano, concretadas por diversos agentes internacionales como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Centroamericano de Integración Económica, la Organización de las Naciones Unidas, las organizaciones no gubernamentales, tanto nacionales como internacionales, el gobierno federal, entre otros, que han promovido al ecoturismo, poniendo en contradicción la actividad económica de numerosas comunidades rurales del país. De esta forma, el apoyo, financiamiento y desarrollo de la actividad turística se ha traducido en una desatención de amplios sectores de la población y de sus actividades productivas primarias, ignorando las repercusiones sociales y económicas del agro mexicano.

Hoy, uno de los temas que se ha venido estudiando en ecología política es la posición humana en el manejo de los recursos naturales o ecosistemas. El capital social se adiciona como un nuevo concepto que pretende apoyar el desarrollo de conocimiento al respecto. Si se pudiera valorar este término con la información obtenida, con las observaciones propias de los investigadores y con la posición del gobierno, seguramente pudiera enriquecer estos programas. Por ejemplo, el capital social puede llegar a proveernos de datos sobre las opciones existentes para ordenar algunas acciones locales, crear capacidades, organizar a la comunidad, generar mayor participación local. Otro dato importante que puede proporcionar es la percepción sobre los recursos naturales como un medio para obtener recursos económicos o para protegerlos.

Finalmente, considero que es de suma relevancia tomar en cuenta los resultados de diversos estudios de ciencias sociales referentes al ecoturismo, realizados en la última década en México y en otros países de Latinoamérica, toda vez que muestran algunas de las implicaciones y consecuencias ambientales y sociales de esta actividad económica, que son necesarias considerar para la planeación futura de la actividad ecoturística en Tabasco y en México en general, teniendo en cuenta las particularidades de cada región y localidad.

FUENTES DE CONSULTA

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Notas

1  Por sus siglas en inglés Internacional Council On Monuments and Sities, «Carta internacional sobre turismo cultural. La Gestión del Turismo en los sitios con Patrimonio Significativo».

2  Ver: The International Ecotourism Society. En http://www.ecotourism.org

3  Director general del Centro para la Gestión y Estudios Ambientales y especialista en ecoturismo, Nicaragua (Sedó 2002: 1-2).

4  Ver: «Evolución conceptual y teoría del ecoturismo». En Ecoturismo, http://www.monografias.com/ trabajos16/ecoturismo/ecoturismo.shtml#evol

5  Ver: Daltabuit y Pi-Sunyer 1990, Nolan y Nolan 1993, Daltabuit 2000.

6  No en balde el proyecto Corredor Biológico Mesoamericano —en buena medida financiado por el Banco Mundial—, pretendió arrancar su trazo en la base peninsular yucateca a partir del área de reserva conocida como Pantanos de Centla, vecina a la región chontal. A la riqueza hídrica se aúnan las reservas petroleras y de gas del estado, la importante producción bovina y la existencia de cultivos tan redituables como el cacao y las frutas tropicales, a los que se agregó en fechas recientes la floricultura, con una presencia creciente en el mercado de exportaciones. 

7  Dicha zona fue decretada Área Natural Protegida, ANP, en su categoría de Parque Estatal en junio de 2005.

8 A través de una consultoría michoacana registrada como prestador de servicios de la Semarnat, quien mediante sus políticas públicas otorgaba apoyos para dichas actividades.

9    Artículo 2, párrafo 5.

10  Obviamente carecían de ella, pues los habitantes de las localidades son campesinos, pescadores y jornaleros.

11  Fuente: Subsecretaría de Turismo (op. cit.). Se advierte que en el mapa proporcionado por la Subsecretaría de Turismo del Gobierno, la ubicación de Xicalango no es correcta. De acuerdo con Jan de Vos (1996: 57-58) Xicalango se encontraba en el extremo occidental de la Laguna de Términos que ahora pertenece a Campeche.

12  Fuente: Programa para el desarrollo turístico. Subregión ríos. Subsecretaría de Turismo, 2004-2006.

13  Bien conocidos por biólogos y ecologistas, quienes han insistido, entre otras cosas en el papel primario que juega en la conformación de la reserva más importante de plantas acuáticas de lo que constituyó el área de la antigua Mesoamérica (Lot-Helgueras y Novelo 1988, apud Ruz y Pinkus op. cit.), a la vez que sitio privilegiado para el mantenimiento de aves migratorias o de fauna en extinción (Mazzoti 1988, Brazda 1988, apud ídem), así como para el desarrollo de pesquerías (Chávez y Garrido 1988, apud ídem).

14  La Región de los Ríos está integrada por cinco municipios: Centla, Jonuta, Balancán, Zapata y Tenosique. 15 Cuya responsable era la arquitecta Lorena Hernández Domínguez, asociada con el ingeniero Apolinar Arteaga Medrano. 

16  La construcción de las instalaciones del primer conjunto iniciaron en octubre de 2002.

17  Se estimaba la generación de 500 empleos temporales aproximadamente (Hernández op. cit.). 

18  Es posible que el proyecto de conservación al cual se refería era el Plan de Manejo del ANP Cañón del Usumacinta, el cual, como señalé anteriormente, nunca se elaboró.

19  Este ejido es uno de los once que participó en el proyecto ecoturístico de Pantié Witz.

20  El costo del paseo es de $400 pesos.

21  Esta agrupación congregó a los representantes —comisariados ejidales— de las once comunidades que participarían en el proyecto ecoturístico y sería la encargada de administrar los recursos económicos. Según los informantes «estaba formada por Adolfo Méndez Sánchez, de Santo Tomás, como presidente; el tesorero era Heriberto de Madero Ríos y el secretario era Alfredo Pérez Acosta de Luis Echeverría».

22 Del cual son propietarios desde 1989. Fecha en que se funda el ejido.

 

23  El señor Adolfo es ejidatario y fue comisariado ejidal de Santo Tomás cuando se presentó y dio inicio el proyecto ecoturístico de Pantié Witz, en ese entonces los comisariados ejidales de las comunidades que participaban en dicho proyecto lo eligieron como presidente de la organización.

24  Esta organización fue creada por los comisariados a solicitud de Prodefor para administrar Pantié Witz.

25  El entrevistado se refiere a Leandro Rovirosa Wade, quien gobernó el estado de 1977 a 1982.

26  En boca de los ejidatarios no existía la suficiente promoción y derrama económica por concepto de turismo para que representara un complemento económico a sus actividades de subsistencia, ni mucho menos para invertir en el mantenimiento de las instalaciones.

                                                                                                                                                              

27  Se suman otros casos como el de la región zoque —cerca del sitio de Malpasito— que forma parte de la zona de Aguaselva; en la comunidad de Francisco J. Mújica, se invirtió en un desarrollo ecoturístico cuyo fracaso se debió a la destrucción del camino de terracería; o los paradores turísticos en los poblados de Boca del Cerro y La Palma (Tenosique), así como las «pajareras» de las lagunas de Chiltepec y los «Camellones chontales», ambos en la región de la Chontalpa. Por mencionar algunos.

28  Por el contrario, son campesinos dedicados en la actualidad al cultivo de la milpa para el autoconsumo y cuentan con los beneficios de otros programas de gobierno: ganaderos, forestales, de caña de azúcar, cultivos alternativos, etcétera.

29  Ver: Diario Oficial de la Federación, 22 de septiembre de 2008.